VIACRUCIS DE LA FAMILIA
ALVARADO
ORACION
PREPARATORIA
Jesús,
yo estaba ahí hace dos mil años…
Fui yo
quien te llevó con Anás y Caifás… Con Herodes
y con Pilatos…
Te llevé
a los azotes, a la corona de espinas, a la cruz y… A la muerte.
Fui yo Jesús, fueron
mis pecados de ayer, de hoy, y de siempre…
Yo, te preparé este
desfile de sangre y de muerte:
¡Este Vía Crucis!
Yo, he pisado este
camino detrás de ti, gritando y riendo, pecando y humillando…
Yo, he pisado la
sangre que Tú dejabas, yo, he pisado tu sudor, y los trocitos de tu piel…
Yo, he pisado, el
cabello que arrancó la tierra en tus caídas.
Me pesa, Jesús, me
pesa… Me arrepiento y te pido perdón.
Por eso hoy, quiero
recorrer nuevamente este camino…
Pero ya no como tu
asesino…
Si tú me dejas Jesús… Si Tú me ayudas, quiero
recorrerlo contigo;
Pero esta vez, como tu
amigo, como tu amiga, como tu compañero en La Cruz.
Quiero recorrerlo,
sabiendo que tu pasión y muerte… ¡Fueron
solo por mí!
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PRIMERA
ESTACION
JESÚS
ES CONDENADO A MUERTE
Te adoramos Cristo y Te Bendecimos. Que por
tu Santa Cruz, redimiste al mundo y a mi pecador.
Tenía
que suceder así, habías dicho muchas cosas, que no nos gustaban a los hombres,
hablabas de Amor y de Perdón… De lanzar la primera piedra…
hablabas de Amor y de Perdón… De lanzar la primera piedra…
¡Nos habías
llamado raza de víboras!...
No
pensabas que ibas a escaparte de nuestras manos…
Llamaste
bienaventurados a los pobres…
Dijiste
que era difícil que los ricos entraran en el Reino de Los Cielos…
Dijiste
que teníamos que amar a nuestros enemigos…
Decías
y hacías muchas cosas que no agradaban a los poderosos…
Eras amigo
de los pobres, de los perdedores y de los mediocres.
Nunca hiciste
una “transa, nunca usaste una influencia, o abusaste de tu poder…
Nunca
adulaste a nadie, protegías a los niños, enfermos y discriminados.
Tenía
que suceder así, el mundo tenía que condenarte…
Te
condenaron entonces y te condenaríamos ahora…
Te
estamos condenando todos los días…
Porque no queremos ni tus mandamientos, ni tu sacrificio y mucho menos…
Esa forma de ser; Esa forma de Amar, y perdonar.
Tenía
que suceder así… ¡Condenado a muerte!... -¡Tú te lo buscaste Jesús!-
Y yo
sé, que si me atrevo a seguir tus pasos… ¡También seré condenado!
Me
apuntarán con el dedo, se reirán de mí, me llamarán hipócrita…
Me
dirán incongruente que manejo, “una doble moral”…
Sin embargo Jesús, yo sé,que tú tienes la verdad.
Que tú
forma de vivir… ¡Debe ser, mi forma de vivir!
¡Ayúdame
Señor… Dame las fuerzas necesarias para seguir contigo
Aunque
me digan loco, aunque me critiquen…
¡Condenado!,
pero contigo…
Porque
yo sé mi amado Señor… ¡Que Tú tienes la razón!
Pequé Señor… Ten Misericordia de mí… Pecamos
Señor y nos pesa…
Ten Misericordia de Nosotros.
Padre Nuestro Ave María Gloria
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SEGUNDA
ESTACION
JESÚS
ES CARGADO CON LA CRUZ
Te adoramos Cristo y Te Bendecimos. Que por
tu Santa Cruz, redimiste al mundo y a mi pecador.
¡No Jesús…Tú no!
Esa cruz es mía, no
insistas en cargarla Tú…
Por
favor, te digo que esa cruz está hecha con mis pecados…
¡Soy yo,
el que debe cargar con ella!
Pero está
bien señor, es inútil luchar contigo…
Tú eres
Dios, Tú, siempre sabes cómo llevar la cruz
Solo tú
puedes llevarla Jesús…
No
podríamos con ella, ni siquiera los brazos de toda la humanidad junta.
¡Es la Cruz de la
Redención, nadie puede con ella!
Ni
siquiera podría llevarla Tu Madre… La única que pudo llevarte a Ti.
Llévala
Jesús, te lo pedimos todos los hombres y las mujeres del mundo.
Tú
sabes muy bien cómo agarrarla, Tú fuiste carpintero desde niño,
Tú
sabes cómo se agarra un madero y también como se carga sobre los hombros.
Lo
hiciste mucha veces en Nazaret, te has preparado toda la vida para eso…
¿Por
qué quieres llevar mi cruz?… ¿Por qué quieres llevar las cruces de cada uno?
¿Por
Amor?... ¡Porque me has amado desde el principio!
Pero, ¡yo
no te correspondo igual!...
Te amo
pero soy débil, inconstante, egoísta, soberbio...
¿Que tú
tampoco me condenas? ¿Qué me vaya en paz, y no peque más?
Está
bien Señor… Toma mi cruz… ¡Abrázala Cristo, abrázala y anda!
Pero
permíteme que vaya contigo y que aprenda cómo se carga…
Cómo se
lleva una cruz…
¡Necesito saber cómo
cargar mi cruz!...
Pero sé que… ¡Solo es
posible si tú me ayudas!
Pequé Señor… Ten Misericordia de mí… Pecamos
Señor y nos pesa…
Ten Misericordia de Nosotros.
Padre Nuestro Ave
María Gloria
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TERCERA
ESTACION
JESÚS
CAE POR PRIMERA VEZ
Te adoramos Cristo y Te Bendecimos. Que por
tu Santa Cruz, redimiste al mundo y a mi pecador.
¡Lo más
sublime de esta estación es ver como se levanta Cristo!
Sus
músculos, sus nervios se tensan por un enorme esfuerzo de voluntad…
Se
afianza sobre sus pies, los separa para tomar fuerza, se inclina con decisión y
sus manos
agarran resueltamente la cruz que está en el suelo.
agarran resueltamente la cruz que está en el suelo.
Voluntad
para cargar con la cruz… Su Cruz y tu cruz.
Decisión
para llevarla una y otra vez… Y, todas las veces que hagan falta.
Sus
brazos se esfuerzan y la cruz se vuelve a elevar….
Desde
la tierra y hasta el cielo…Levantada por Dios, para el perdón de tus pecados.
Jesús
ha caído para que tú sepas cómo debe levantarse uno y como volver a cargar la
cruz nuestra de cada día.
¡Se
puede!, pero hay que hacerlo con la valentía y la firmeza de Cristo…
Solo no
se puede… Solo es posible, junto con Cristo.
Dios se
olvida de que has caído…
A Dios
lo que le importa, es saber, que eres valiente…
Que te
levantas tomas tu cruz y avanzas.
Quedarte
tendido en el barro es de cobardes…
Levantarse,
cargar con tu cruz y seguir adelante es la actitud de Cristo…
Y debe
de ser también la mía… y la tuya… Y la de todos los cristianos.
Pequé Señor… Ten Misericordia de mí… Pecamos
Señor y nos pesa…
Ten Misericordia de Nosotros.
Padre Nuestro Ave
María Gloria
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CUARTA ESTACION
JESÚS
ENCUENTRA A MARÍA
Te adoramos Cristo y Te Bendecimos. Que por
tu Santa Cruz, redimiste al mundo y a mi pecador.
¡No
puedes llevarla tú por El, Madre!...No puedes. Tiene que llevarla Él.
No
puedes tú morir por Él, Madre…No puedes. Tiene que morir Él.
Ten
cuidado María, estos bárbaros van a notar enseguida que eres la Madre del
condenado. ¡No ves que se parece muchísimo a ti!
Tiene
tus mismos ojos, tú mismo gesto, es tan igual a ti
Y Tú,
eres el ser humano más parecido a Él… Sobre todo en El alma.
Y es
que genéticamente no tuvo por Padre a ningún hombre…
Se
tiene que parecer a ti y solo a ti.
Basta
verlos juntos un momento, para saber que son madre e hijo, ¡Son tan iguales!
Él
lleva la cruz… y tú también.
Él la
abraza ahora y tú vas a abrazarla en cuanto Él la deje.
Él nos
ama hasta la muerte… Y Tú también.
Él ha
querido ser nuestro hermano y tú has querido ser nuestra madre.
¡Son
tan iguales que me dan envidia!
¿Crees
Madre, que algún día yo podre ser?… ¡Tan parecida a Él, como Tú!
Pequé Señor… Ten Misericordia de mí… Pecamos
Señor y nos pesa…
Ten Misericordia de Nosotros.
Padre Nuestro Ave
María Gloria
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QUINTA
ESTACION
SIMÓN
DE CIRENE AYUDA A JESUS A CARGAR LA CRUZ
Te adoramos Cristo y Te Bendecimos. Que por
tu Santa Cruz, redimiste al mundo y a mi pecador.
No
quería, claro que no. Era como nosotros, nadie quiere llevar la cruz.
A Simón
de Cirene lo obligaron a llevarla, y a nosotros también.
La cruz
es algo inevitable, es algo que encontramos en cualquier momento de nuestra
vida.
Simón
agarró el madero con repugnancia, sin embargo, poco a poco, sin saber por qué, su
mano comenzó a acariciarla, empezó a apretar con amor aquel madero.
Ese
madero tenía algo.
Hubo un
momento, en que al querer agarrar la cruz, la mano de Jesús, tomó también la
mano del cirineo, y levanto a la vez, el brazo de éste y la cruz.
Simón comprendió
en un instante lo que a nosotros nos cuesta tanto comprender:
¡Que es
Cristo, quien lleva su cruz, y la nuestra!
¿Por qué quisiste
tener necesidad de Simón?
Has
querido, tener necesidad de los hombres, hasta para llevar la cruz, para
hacernos redentores contigo, para decirnos, que nuestras cruces son redentoras,
que son una prolongación de tu misma cruz, para decirnos que los hombres
debemos ayudarnos los unos a los otros a vivir… ¡Y a llevar nuestras cruces!
En el
camino de la vida, a mi lado, pasan muchos hombres y mujeres, que no tienen la
fuerza suficiente para llevar su cruz,
Tú los
has puesto ahí, para que yo les eche una mano… pero yo los evito
Paso a
su lado disimuladamente, egoístamente, sin darme cuenta de que eres…Tú mismo el
que pasas junto a mí con la cruz a cuestas…
Que
eres Tú, Él que sigue andando con nuestras cruces, por todas las calles del
mundo.
Dame
fuerza Señor, hazme valiente, para que pueda ayudar, con las cruces de los que
amo.
Pequé Señor… Ten Misericordia de mí… Pecamos
Señor y nos pesa…
Ten Misericordia de Nosotros.
Padre Nuestro Ave
María Gloria
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SEXTA ESTACIÓN
LA
VERÓNICA LIMPIA EL ROSTRO DE JESÚS
Te adoramos Cristo y Te Bendecimos. Que por
tu Santa Cruz, redimiste al mundo y a mi pecador.
Fue una
mujer la que se atrevió… Una mujer valiente que se enfrentó a esos bárbaros.
Estaban
ahí muchos hombres, muchos amigos y familiares de Jesús, sus apóstoles, hombres
que escuchaban sus parábolas, hombres a los que había curado…
¡Pero
ninguno se atrevió!... ¿Igual que yo? ¿Igual que tú?
Nosotros,
muchas veces preferimos hacernos a un lado, escondernos, negar a Cristo, quizá por miedo o por prudencia, por flojera o
por lo que llamamos elegantemente “respeto humano”.
Porque
tal vez no está de moda hablar de Dios,
porque la sociedad se burla de los que dan testimonio de honestidad, del
esfuerzo cotidiano, de los que se preocupan y ayudan a sus hermanos más
pequeños, de los que no transan, de los que cumplen con su deber, de los que no
roban, de los que no engañan, y hasta de los que van a misa.
Nos
avergüenza que nos vean en la iglesia, que se den cuenta que nos confesamos y
comulgamos, somos muy buenos para decir: “Yo no hablo ni de política ni de
religión”, porque no me gusta discutir.
Solo
volteamos a Cristo cuando los problemas de la vida nos acorralan, cuando una
enfermedad toca a nuestra familia, o cuando la muerte, nos arrebata a un ser
querido.
Que
pasen delante de nosotros, hacia la cruz, los “mochos”, los persignados, los
ilusos y desde luego… Cristo.
Nosotros
vamos detrás, en la retaguardia, junto con los asesinos, los soberbios, los
mentirosos, los secuestradores, los violadores, los egoístas y los
narcotraficantes:
¡Que
sean otros, los que estén más cerca de la Cruz de Cristo!
Yo,
cómodamente, egoístamente, de una manera cortés y elegante, dejo a los demás
caminar con Cristo.
Ya te
buscare Señor, cuando la vida me apriete y entonces, hasta te reclamaré, el
hecho de que “me hayas dejado solo”.
Perdóname
Señor Jesús, ya no quiero ser así, en verdad quiero andar el camino contigo,
quiero limpiar tu rostro… En el rostro de mis hermanos, quiero darte de comer y
beber, junto con ellos, quiero alojarte y darte morada en mi corazón… En cada
uno de ellos. ¿Puedo Señor?
Pequé Señor… Ten Misericordia de mí… Pecamos
Señor y nos pesa…
Ten Misericordia de Nosotros.
Padre Nuestro Ave
María Gloria
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SÉPTIMA
ESTACION
JESÚS
CAE POR SEGUNDA VEZ
Te adoramos Cristo y Te Bendecimos. Que por
tu Santa Cruz, redimiste al mundo y a mi pecador.
Fue una
zancadilla Cristo… lo sabes muy bien y lo sé yo.
Fue una
zancadilla que te dimos alevosamente, y por detrás…
Algunos
de los que aparentábamos ir muy compungidos detrás de Ti.
Tal vez
fue una zancadilla disimulada de alguna de las llorosas hijas de Jerusalén, que
van a salir a tu encuentro en la siguiente estación, todas deshechas en llanto.
¿Sabes
que Señor? No, no fueron ellos…
Fui yo,
fueron mis pecados, esa doble moral que manejo con tanta facilidad, ese llorar
por ti y luego meterte la zancadilla.
Manejo tan
bien la hipocresía de pecar y seguir apareciendo angelical y devoto, que entre
tanta multitud de buenos y malos que te siguen, Cristo;
¡Es muy
fácil ponerte una zancadilla sin que nadie lo note, de la manera más alevosa e
hipócrita!
Y
Cristo caes derrumbado, por la zancadilla disimulada de los pecados de: “Los
buenos”.
De los
que hacemos la nuestra y luego seguimos aparentando rectitud…
De los
que le echamos la culpa a “los malos”…
De los
sacerdotes…
De los
gobernantes…,
De los
que “nosotros” juzgamos malos…
De los
que piensan diferente a nosotros…
¡La
culpa será siempre de los demás!
Cristo
caes al suelo por mis pecados, y esta caída te duele más…
Te duele
más, porque fue una zancadilla mía… Traicionera, Hipócrita y artera.
Perdóname
Cristo… Perdóname.
Pequé Señor… Ten Misericordia de mí… Pecamos
Señor y nos pesa…
Ten Misericordia de Nosotros.
Padre Nuestro Ave
María Gloria
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OCTAVA ESTACION
JESÚS
LES HABLA A LAS HIJAS DE ISRAEL
Te adoramos Cristo y Te Bendecimos. Que por
tu Santa Cruz, redimiste al mundo y a mi pecador.
Ellas
son buenas Cristo, lloran porque tienen compasión de Ti.
Y
lloran, por lo que te han hecho a Ti… ¡Los otros desde luego!
Nos
resulta muy fácil llorar por lo mal que hacen las cosas los demás;
Por lo
mal que está el mundo, los medios de comunicación, la economía, la política,
las costumbres, la iglesia, los sacerdotes, la moral, los gobernantes…
las costumbres, la iglesia, los sacerdotes, la moral, los gobernantes…
¡Qué
bien lloramos Cristo!, los pecados de los demás.
¡Qué
destreza la nuestra, de llorones profesionales!
Todo está
mal Cristo, todos te ofenden, lo sentimos mucho, lo deploramos todo…
¡Todo
menos nuestros propios pecados!... Eso ya es otra cosa.
Por mi
tribunal supremo pasa todo el mundo; todos, menos yo mismo.
Y
responde Cristo: ¡Lloren por ustedes, hombres del siglo veintiuno!...
¡Limpien
su propia casa!... ¡Ustedes sepulcros blanqueados!,
¡Lancen
la primera piedra aquellos que estén libres de culpa!,
¡No
miren la paja en el ojo ajeno, miren la viga en el propio!
Cristo,
la verdad, nunca lo había reconocido, yo veo y critico muy bien los pecados de
los demás, me molesta que no actúen como yo creo que deben actuar.
Me da
coraje, lo mucho que te ofenden los demás… Pero, ¿y yo?
Señor
dame humildad, pon sinceridad y luz en mí…
Para
que pueda reconocer que yo soy un gran pecador…
Que fui
yo, quien te crucifique y que te sigo crucificando… cada día.
Pequé Señor… Ten Misericordia de mí… Pecamos
Señor y nos pesa…
Ten Misericordia de Nosotros.
Padre Nuestro Ave
María Gloria
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NOVENA
ESTACION
JESÚS
CAE POR TERCERA VEZ
Te adoramos Cristo y Te Bendecimos. Que por
tu Santa Cruz, redimiste al mundo y a mi pecador.
¿Se ha
muerto?... No Cristo, no te puedes morir ahí…
Tienes
que morir arriba clavado en la cruz.
Tienes
que hacer la redención, sufriendo más… ¡mucho más!
Así es,
esta es la razón por la que Cristo no se dejará morir ahí.
Y fue
un esfuerzo sobrehumano de voluntad; Voluntad de seguir viviendo,
Para
sufrir más, mucho más… por ti y por mí.
Pero si
te hubieras dejado morir ahí, en la tercera caída, todavía hubiera sido una
muerte gloriosa; todos los hombres te hubiéramos agradecido por haber sufrido
por nosotros, y ya bastaba Cristo, para que hubieras tenido fama y honor
inmenso, y así te hubieras evitado… El morir clavado en La Cruz.
¿Sabes?,
los mejores de entre nosotros hacen eso:
Luchamos
y nos sacrificamos por algún tiempo…
Pero
llega un día que renunciamos, ya hicimos bastante…
Ya nos
sacrificamos, ya perdonamos, pero… ¡Ya basta!.
No vamos
a permitir que nos sigan pisoteando nuestra dignidad…
¡Ya está
bien!, ¡Ya estamos hartos!
Y yo
soy, todavía mucho menos que ellos, me quedo tirado en el suelo, después de la
primera o segunda caída, soy light, apático, flojo, estoy cansado, soy igual a
los indiferentes de todos los tiempos. Soy tibio.
Me
quedo tumbado en el barro de mis pecados, en el barro de mi pesimismo, o de mi
desaliento.
¡Levántate
Cristo!
Levántate
para que sepa que contigo puedo levantarme, junto con los pecadores de siempre,
con los desesperados, con los flojos, con los eternos pesimistas, con los
cansados y desalentados.
¡Que
sepa que puedo llegar al fin! Si, si, ¡que si puedo!
Que contigo Cristo… ¡Que contigo todos
podemos!
Pequé Señor… Ten Misericordia de mí… Pecamos
Señor y nos pesa…
Ten Misericordia de Nosotros.
Padre Nuestro Ave
María Gloria
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DÉCIMA ESTACION
JESÚS
ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS
Te adoramos Cristo y Te Bendecimos. Que por
tu Santa Cruz, redimiste al mundo y a mi pecador.
Tú
dijiste Jesús: Bienaventurados los pobres.
Y
ahora, al borde de la muerte, Tú vas a cumplirlo al pie de la letra.
Te
dejamos sin nada, los que siempre queremos tener más…
Te
robamos lo poco que te quedaba…
Lo
venimos haciendo siempre, y lo seguimos haciendo ahora.
Son
nuestras manos expertas, las manos veloces de siempre…
Te
arrancamos sin compasión todo lo que llevas encima…
Aunque
con ello te arranquemos pedazos de tu piel.
Tú lo
sabes Jesús, no es nada personal, son simplemente negocios.
Un
negocio en el que luego nos repartiremos las ganancias…
Un "negocio" de todos aquellos a los que critico y señalo… Pero, que al final de cuentas,
yo resulto ser igual o peor que ellos.
Un "negocio" de todos aquellos a los que critico y señalo… Pero, que al final de cuentas,
yo resulto ser igual o peor que ellos.
Tú sin
nada Cristo, es como vas a ser redentor,
Con la pura verdad de Tú Palabra, de Tú cuerpo y de Tú sangre.
Con la pura verdad de Tú Palabra, de Tú cuerpo y de Tú sangre.
Sin poses, sin falsas apariencias, sin engaños, sin obligar a nadie...
Sin argumentos, solo con La Verdad de Tú amor.
Somos nosotros los que llevamos muchas cosas superfluas encima…
Sin argumentos, solo con La Verdad de Tú amor.
Somos nosotros los que llevamos muchas cosas superfluas encima…
Mucha
ropa de farsa, vestidos de mentiras, máscaras de falsedad…
Estamos
cubiertos de apariencias y así…
Definitivamente, no podemos subir a la cruz.
Definitivamente, no podemos subir a la cruz.
Cristo
ayúdame a despojarme del consumismo, de la apariencia, del camino fácil, del
hedonismo, del lucimiento personal y de la soberbia de la vida.
Arráncame
lo que tengo más pegado a la carne…
¡Cristo arráncame el disfraz!
Pequé Señor… Ten Misericordia de mí… Pecamos
Señor y nos pesa…
Ten Misericordia de Nosotros.
Padre Nuestro Ave
María Gloria
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DÉCIMA
PRIMERA ESTACION
JESÚS
ES CLAVADO EN LA CRUZ
Te adoramos Cristo y Te Bendecimos. Que por
tu Santa Cruz, redimiste al mundo y a mi pecador.
Tus
manos abiertas Cristo, más abiertas que nunca para perdonar…
Tus
pies quietos Cristo, mas quietos que nunca…
Para
que podamos encontrarte siempre… alcanzarte siempre.
Tu
Cuerpo Cristo… se ajusta tan maravillosamente a la cruz.
Hecho
por Dios en forma de cruz… destinado a la cruz.
Tu
cuerpo, y los cuerpos de todos nosotros…
Sorprendentemente,
fabricados en forma de cruz…
Con el
destino divino de que nos abracemos a ella.
La cruz
que es nuestro destino, nuestra empresa, nuestro triunfo…
La cruz
para la que estamos hechos…
Esa
misma cruz, de la que huimos como necios, como tontos…
Que
diferencia Señor, tus manos clavadas y abiertas para dar…
En
cambio las mías, ligeras, sensuales, hábiles para la injusticia.
Cerradas
para atesorar, para odiar y para golpear.
¡Perdóname
Señor… porque sí sabía lo que hacía!
¡Perdóname
Señor por no valorar tu pasión y tu cruz!
¡Perdóname
Señor por mi cobardía, que me hace huir del dolor!
¡Perdóname
Cristo, porque si sabía lo que es pecar!
¡Perdóname
porque si sabía lo que era clavarte de manos y pies!
¡Perdóname
Señor Jesús!...
Por tenerte
colgado entre el cielo y la tierra durante tres horas de tormento!
¡Perdóname Cristo,
porque si sabía lo que hacía!
Pequé Señor… Ten Misericordia de mí… Pecamos
Señor y nos pesa…
Ten Misericordia de Nosotros.
Padre Nuestro Ave
María Gloria
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DÉCIMA
SEGUNDA ESTACION
JESÚS
MUERE EN LA CRUZ
Te adoramos Cristo y Te Bendecimos. Que por
tu Santa Cruz, redimiste al mundo y a mi pecador.
Cristo inclino la
cabeza… ¿Muerto?
Muerto
como mi padre que en sus últimos momentos apretaba mi mano, hasta que dejo de
apretar… Y de estar a mi lado, de presidir la mesa, de darme consejos y de ser
mí mejor ejemplo.
Muerto
Tú Jesús como murió mi madre, cantando conmigo, mirándome con esos sus ojos
tiernos, diciéndome adiós, aconsejándome siempre: ¡Se buena que te esperaré en
el cielo!
Muerto
tu Jesús, como el hombre que murió solo y abandonado en cualquiera de las
guerras de este mundo.
Muerto
Tú Jesús, como aquellos que han muerto durante su secuestro, como los inocentes
que han sido asesinados por el odio y la ambición del crimen organizado.
Muerto
Tú Jesús, como los que han perdido la vida en accidentes, muertos en las calles
o carreteras, lejos del calor de los brazos amados.
Muerto
Tú Jesús, como esos niños abortados a los que sus padres no quisieron darles la
oportunidad de vivir.
Tú Jesús,
que no debías morir, muerto como todos los muertos del mundo, muerto Tú Cristo,
como yo voy a morir un día.
¡Gracias
Cristo, hermano mío en la muerte!
Gracias,
porque al haber querido morir, ya no es tan difícil aceptar la muerte de los
míos, ya no será tan dura mi propia muerte.
Eres mi
hermano Jesús, en la vida y en la muerte, porque tú también has querido vivir y
morir conmigo.
Cristo,
¡Ayúdame a morir a mis pecados, a morir a mis vicios, a mis mentiras, a mis
traiciones, a mi tibieza, a mi indiferencia!…
¡A
morir al hombre viejo y a resucitar contigo!
Pequé Señor… Ten Misericordia de mí… Pecamos
Señor y nos pesa…
Ten Misericordia de Nosotros.
Padre Nuestro Ave
María Gloria
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DÉCIMA
TERCERA ESTACION
JESÚS
ES BAJADO DE LA CRUZ
Te adoramos Cristo y Te Bendecimos. Que por
tu Santa Cruz, redimiste al mundo y a mi pecador.
Toma a
tu hijo Madre… Te lo devolvemos.
Madre
tómalo en tus brazos como lo tenías en Belén… ¿Te acuerdas?
Tú nos lo diste Madre
y mira, cómo te lo devolvemos…
Perdonamos Madre, estabas
temiendo, que los hombres ¡no sabríamos como tratar a Dios!... Hoy te lo
entregamos… Es el mismo.
Sabemos que tú lo
reconoces a pesar de todo… ¡Eres su Madre!
Es el mismo al que
dormías de Niño, meciéndolo en tus brazos y cantándole una dulce canción de
cuna.
Ahora
también está dormido… Lo hemos
conseguido nosotros, ha pasado por nuestras manos asesinas, que le han cantado
las canciones del pecado y de la muerte.
Se ha
dormido Madre… y no sabemos qué hacer con Él.
Hemos
venido a pedirte perdón, te pedimos que intercedas para que Él también nos
perdone.
Que lo
beses Madre… Que lo beses de tu parte y de la nuestra también…
Así como lo hacías en
Belén.
Pequé Señor… Ten Misericordia de mí… Pecamos
Señor y nos pesa…
Ten Misericordia de Nosotros.
Padre Nuestro Ave
María Gloria
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DÉCIMA
CUARTA ESTACIÓN
JESÚS
ES SEPULTADO
Te adoramos Cristo y Te Bendecimos. Que por
tu Santa Cruz, redimiste al mundo y a mi pecador.
Te han
llevado Cristo, te han puesto en las tinieblas…
Te han
cubierto de lienzos, después han rodado la piedra de tu sepulcro…
¿Acabó el
sufrimiento?… ¿Todo ha terminado?
¡No
Cristo! Tu Viacrucis no ha concluido…
Tu
cuerpo místico seguirá recorriendo el camino del Calvario…
Hasta
el fin de los siglos…
Tú, sigues
sufriendo en todos los hombres, que nos vamos relevando en el camino de la
cruz…
Cristo
que todavía pasas por los caminos del mundo…
Cargando
las cruces de todos los hombres…
De
aquellos que no quieren o no pueden llevar su cruz.
De los
que caemos tantas veces…
De los
que nos quedamos tirados en la primera caída…
De los
que no queremos ayudar a llevar las cruces de nuestros hermanos…
De los
que dejamos nuestra cruz en los hombros de nuestros padres, esposos, hijos, sacerdotes o amigos.
Sabemos
Señor Jesús, que detrás de la cruz y de la muerte… Está la victoria.
Pero sin
Tí… Mi Cristo Resucitado… ¡No puedo!
Pequé Señor… Ten Misericordia de mí… Pecamos
Señor y nos pesa…
Ten Misericordia de Nosotros.
Padre Nuestro Ave María Gloria
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DECIMA
QUINTA ESTACION
¡RESUCITO!
Te adoramos Cristo y Te Bendecimos. Que por
tu Santa Cruz, redimiste al mundo y a mi pecador.
Todo era oscuridad y
silencio en la tumba del Señor Jesús.
Habían pasado 3 días desde
que exclamando…
“Padre, en tus manos encomiendo Mi Espíritu”, inclinó la cabeza y murió.
“Padre, en tus manos encomiendo Mi Espíritu”, inclinó la cabeza y murió.
¿Todo
estaba perdido?,
¿El
Todo Poderoso había sido derrotado?,
¿Ya no
teneamos esperanza?
Caifás
y Anás reían, Pilato decía… ¡Qué más da!... Muchos se burlaban.
Los
once apóstoles se encontraban desconcertados
y escondidos.
Sin
embargo, existía un pequeño grupo de personas, que aún con el dolor, con el
desconcierto, con el hecho abrumador de haberlo visto morir, conservaban Fe y
Esperanza.
¿En
qué?... ¿En quién?
No lo
sabían pero su alma y su corazón estaban seguros de que este suceso no era el
final.
María Su
Madre en primer lugar, Magdalena, Lázaro, el Cirineo, el leproso que fue curado
y regreso a agradecer, la hija de Jairo, el sirviente del Centurión Romano, los
niños a los que Jesús permitió acercarse, el invalido al que curó después de
que lo metieron por el techo, ellos y algunos otros más…
Esperaban,
tenían en su alma, en su cuerpo y en su vida, pruebas de que Jesús era:
“El Cristo”, “El Hijo de Dios”, “El Mesías”.
En el
cielo, Dios Padre sonreía, mientras el Espíritu de Amor, descendía como una
hoja llevada por el viento, hasta el sepulcro del Señor.
La
oscuridad fue rasgada por una bella luz, El Cuerpo de Jesús empezó a moverse,
pequeñas sacudidas al principio… El aroma de los óleos con los que lo habían embalsamado,
se transformaban en un perfume de… ¿rosas?... ¡Sí! de flores.
La luz que
al principio era nítidamente blanca, fue tomando diferentes tonalidades,
colores hermosos, tintes nunca antes vistos. El silencio de la cueva parecía
cantar un canto de gloria y alabanza.
¡Y ahí
estaba!
Fuerte,
poderoso, sonriente, pleno, ¡resucitado!...
¡Es Cristo Jesús!
En su
cuerpo conservaba las huellas de los clavos, y la herida de la lanza en su
costado, para mostrar a Tomás… Y a mí… Que la gran noticia era cierta :
Cristo Jesus, nuestro Rey de Reyes, El Señor, Nuestro amor… ¡Ha resucitado!
Pequé Señor… Ten Misericordia de mí… Pecamos
Señor y nos pesa…
Ten Misericordia de Nosotros.
Padre Nuestro Ave
María Gloria
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Pregón
Pascual
Porque
Él ha pagado por nosotros al eterno Padre
La deuda de Adán y, derramando su Sangre,
Canceló
el recibo, del antiguo pecado.
Esta es
la noche en la que por toda la tierra,
Los que confiesan su fe en Cristo, son
arrancados
De los vicios del mundo y de la oscuridad del
pecado,
Son restituidos a la gracia y son agregados a
los santos.
Esta es la noche en que, rotas las cadenas de
la muerte,
Cristo asciende victorioso del abismo.
¿De qué nos serviría haber nacido si no hubiéramos sido rescatados?
¡Qué asombroso beneficio de tu amor por
nosotros!
¡Qué incomparable ternura y caridad!
¡Para rescatar al esclavo, entregaste al Hijo!
Necesario fue el pecado de Adán,
Que ha sido borrado por la muerte de Cristo.
¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor!
¡Qué noche tan dichosa!
Sólo ella conoció el momento en que Cristo
resucitó del abismo.
¡Qué noche tan dichosa en que se une el cielo con la tierra!,
¡Lo
humano con lo divino!
Amen
Y lleno de alegría por
la Resurrección de Cristo solo nos resta preguntarnos:
¡Resucitaremos
con El, o permaneceremos caídos!
MARIA CRISTINA ALVARADO VEGA
MARIA EUGENIA ALVARADO VEGA
GUILLERMO ALVARADO VEGA
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