domingo, 30 de abril de 2017

Gerardo


Nos preparábamos para festejar el 15 de septiembre, habíamos quedado de celebrarlo con una comida en casa de Los Rodríguez, por lo que decidimos ir a Misa en Jardines del Campestre y de ahí llegar con los amigos.
Al momento de levantarnos a comulgar todos los del equipo de Promatrimonio vimos a un niño valiente, un pequeño de unos doce años al que la vida le pidió un esfuerzo extra. Gerardo, que después supimos, que así se llama este Campeón, tiene una enfermedad, que no le permite caminar ni mover su cuerpo naturalmente, pero a pesar de ello y con toda dignidad, caminaba con sus muletas para recibir El Cuerpo de Cristo.
Su Papa caminaba atrás de él, pero no lo sobreprotegía, simplemente le permitía hacer su mejor esfuerzo para lograr dar un paso y luego otro. Y así lo que para ti y para mí es cotidiano, para Gerardo es un gran esfuerzo y una meta cumplida.
En la comida todos platicamos de él, a todos nos impactó su fuerza, su coraje y su dignidad y la manera como sus papás y sus dos hermanitas se interrelacionan con él, con respeto, con amor, con mucho cuidado pero sin sobreprotección.
El domingo pasado regresamos al templo de Jardines y estábamos oyendo la Homilía cuando de repente, Gerardo se levantó para irse a confesar y ¡pum!, un mazazo sobre mi cabeza… ¡Un angelito sin pecados se levanta a confesar! …
Y yo decidiendo cuando es el momento oportuno, valorando el tamaño de mis pecados, para juzgar cuando “le hago el favor a Jesús, de acercarme a la reconciliación”.

¿Qué pecados puede tener Gerardo?...
Ah tarde en entenderlo, pero luego al ver su mirada y la sonrisa de este niño guapo lo entendí:
Gerardo no va a pedir que le perdonen sus pecados…
Gerardo va a ver a su amigo Jesús.

Tal vez platicando con él, le pida por sus papitos y por sus hermanas, pero tal vez también le pida por los que vamos a Misa con él, o tal vez también, Dios así lo quiera, le pida por tipos tan soberbios como yo, que creemos no necesitar del sacramento de la Reconciliación.

Gracias Gerardo, porque como dice Fanny mi esposa, verte es inundarme de amor, gracias porque verte es querer dejar esta vida light y por fin volverme “Hombre”, y luchar con valentía mis propias batallas, como tú a cada instante, luchas por las tuyas.
No cualquier familia puede merecer un niño como tú, pero al verlos cada domingo a los cinco, compruebo que Dios te escogió una familia linda y valiente, capaz de ser digna de un niño, un niño tan extraordinario como tú.

Gracias Gerardo, por permitirme contemplar el Rostro de Jesús en tu sonrisa.
Gracias Gerardo, me siento honrado de compartir el mundo… Y el Amor de Dios contigo



Autor: Guillermo Alvarado Vega

No hay comentarios.:

Publicar un comentario