Desde que se vieron por primera vez, Miriam y Carlos
supieron que sus caminos se cruzarían, para no separarse jamás. Después de un
hermoso noviazgo, por fin llego el día de la boda, ella linda, fiel y enamorada
cumple su promesa y va a entregar su amor. Él fuerte y enamorado, la espera
ilusionado en el altar. Al poco tiempo supieron que Carlos Gerardo venía en
camino y la ilusión de su primer hijo lleno de amor y de felicidad su hogar.
No mucho tiempo
después Edgar, llego para confirmarles que a todos los hijos se leas ama por
igual y que no importa el momento, ni el lugar que ocupen, la bendición de un
hijo, es el más grande regalo de amor que Dios nos da. Hace treinta y dos años,
con la familia firme y cimentada recibieron la noticia de que iban a ser padres
por tercera vez, la felicidad era ahora compartida por los cuatro, lo que la
hacía más plena y total.
Habían pasado apenas dos meses del embarazo, estamos
ubicados en León Guanajuato en el año de 1982, cuando Miriam se empezó a sentir
mal, todos pensaron que eran los síntomas normales del embarazo, pero por
precaución programo una visita con su Doctor. El médico la reviso y Miriam noto
cierta preocupación en su rostro. El solicito algunos análisis y cuando los
tuvo en las manos los cito y les dio el diagnóstico: Señora, tiene usted
Rubiola y eso es algo muy peligroso para usted y prácticamente fatal para su
bebe. A la mayoría de las personas les dan algunos síntomas de la enfermedad, pero
usted los presenta todos, la situación es grave. Yo como Medico tengo que
sugerirle que aborte al bebe. Como hombre de Dios, mi idea es diferente, pero como profesional de
la medicina, debo indicarle que aborte al bebe, que seguramente de llegar a
nacer, lo hará con muchos problemas, pero lo que más me preocupa Señora, es que
su vida correría un serio peligro. Miriam soltó el llanto y se cubrió la cara
con las manos, el Doctor apretó los puños y salió a recepción, ahí se
encontraba Carlos, impaciente y preocupado. El medico se sentó a su lado y le
repitió lo que le había explicado a Miriam. Carlos se puso serio, le pidió unos
minutos, paseo nervioso por el lugar.
Miles de ideas
llegaban a su mente. “Si pierdo a Miriam, dejaría huérfanos a mis dos pequeños
hijos” “Si pierdo a Miriam, pierdo más de la mitad de mi vida, yo no puedo
seguir viviendo sin ella”.
“Si él bebe nace,
seguramente tendrá problemas y su vida no será como la de mis otros hijos”
“Pero ¿Por qué le
negaría al bebe la oportunidad de vida, que tuvieron los dos primeros? “Tú lo
sabes Bebe, aún no te conozco pero ya te amo” ¿Qué hago Señor Dios? ¿Qué hago?
Un viento cálido soplo, y por un brevísimo instante
la angustia desapareció. Carlos se sintió abrazado y una inyección de
optimismo, lleno su cuerpo y su ser. Entro decidido a la oficina del doctor,
abrazo a Miriam y viendo fijamente al médico le dijeron: No Doctor, no
abortamos, este Bebe nacerá y nacerá bien. Miriam dijo con voz entrecortada,
“Creemos en Dios y dejaremos todo en sus manos”, el Doctor suspiro, y dijo
“Gracias”. Si ustedes hubieran decidido abortar yo los hubiera tenido que
canalizar con algún otro colega. Fueron siete meses donde la Fe se puso a
prueba, gente que se enteraba los criticaba, le decían irresponsable a Carlos.
Otros más, los más amados siempre los apoyaron.
Llego el día del
parto… El Médico con lágrimas en los ojos, puso al bebe en los brazos de Miriam
y le dijo: “Aquí está nuestro milagro”…
Él Bebe está
perfectamente sano y usted… También está muy bien.”
Actualmente Mauricio, -“Morris” para los amigos-
está a punto de casarse con Mayra, una
niña linda con un hermoso corazón, “coincidencia” total de Morris.
Es un joven profesionista,
que trabaja con Carlos, su papa, que adora y valora a su mamá, que lleva una
excelente relación con sus hermanos y con sus amigos.
Mauricio dedica su
“tiempo libre” al apostolado de formar grupos juveniles y actualmente coordina
a un grupo de casi cincuenta profesionistas jóvenes, que se reúnen para ayudar y dar testimonio
del Amor del Señor Jesús. ¡Gloria a
Dios!
Autor: Guillermo
Alvarado Vega
No hay comentarios.:
Publicar un comentario