domingo, 9 de abril de 2017

Camino a La Cascada




Estando en Chiapas, sentado en el bosque, y observando una de esas bellas cascadas que ahí existen, mi alma descubrió:   Cuanta similitud existe entre Nuestro Dios y Las Cascadas.
·        Llegar a La Cascada puede ser muy accesible para unos… Pero muy complicado para otros, todo depende del camino que elijas para llegar… Pero lo cierto es que: La Cascada… ¡Siempre está Ahí!
Igual es Dios, que siempre está disponible para ti, pero algunos, somos tan tontos, tan necios o tan ciegos, que casi al llegar a Él, damos la vuelta, nos metemos a un laberinto, caminamos de noche, nos vamos por el lugar más escarpado, por el más difícil…
Preferimos nuestros placeres, nuestra comodidad, nuestra soberbia y egoísmo y el camino se hace pesado y difícil… Lo cierto es que sedientos, mal heridos, tirados en el piso y con la cara llena de tierra…
Levantamos la mirada y lo vemos, lo oímos, sentimos su brisa fresca: Dios está ahí.
·        La cascada es permanente… Ella ofrece su torrente de forma continua, no es caprichosa y no te da su agua hoy y te la quita mañana. Cuando la veo entregarse continuamente, pienso que durante miles de años ha estado ahí, regalando su agua, dándose, brindándose sin medida… Dándose a todos…
¡Como Dios!... Que es Infinito, ¿Qué cuándo se acabara su agua?... ¡Nunca!
Ten por seguro que Él siempre estará ahí… Para ti.
Y saber esto, tener conciencia de su presencia continua a tu lado, no importa si eres santo o pecador, que estés triste o alegre, que seas concentrado o despistado…
Saber esta verdad… ¡Es Maravilloso! Y ¡Esperanzador! 
·        La fuerza del agua cayendo es poderosa… La Cascada no se anda con debilidades, se lanza con fuerza y nadie puede enfrentarse a ella…
Si Dios está contigo… ¿Quién contra ti? 
·        La Cascada es Estruendosa
El silencio no es una de sus características, ella se escucha desde lejos…
Te llama… Te Habla. Dios es El Verbo.
Te habla de muchas formas: A través de la naturaleza, del firmamento, de las aves, de los atardeceres, del mar, de las montañas y de los ríos.
Pero también te llama a través de los Profetas y de Los Evangelistas, de las situaciones de tu vida, de tus penas y alegrías, te dice cosas dulces a través de la risa de los niños, de tu relación con tus semejantes, y te habla, magníficamente, a través de Su Hijo Jesucristo y de Su Espíritu de Amor.
Dios te habla y nunca guardara silencio… No es parte de su Esencia.
·        Sin embargo aunque La Cascada es poderosa y estruendosa… También es Suave.
A los lados del torrente poderoso, bajan pequeños arroyitos, que serpentean besando las rocas, hasta deslizarse suavemente hasta la poza donde se unen con el resto del agua.
Así es Dios: Sin dejar de ser Omnipotente, Fuerte, Poderoso…
Es tan Tierno, tan Detallista, tan Delicado…
Nunca te obliga a nada, porque respeta “a muerte” tu libertad…
Y cuando debe llamarte la atención y mostrarte el buen camino…
No te humilla, ni te ofende…
El Dios del Amor no castiga…
Aunque las consecuencias de tu pecado si te hieran…

·        Una característica “clásica” de una cascada es que da vida. A su alrededor, crecen las plantas, las flores y grandes árboles.  Los pájaros hacen sus nidos cerca de ella, en su entorno habitan, ranas, ardillas, conejos, búhos y toda clase de fauna:..
Y Dios… No solamente es “El Hacedor de La Vida”                       físicamente hablando…
Él nos creó, uno por uno, te conoce por tu nombre y lo repite con ternura…
Ama y cuida a cada bebe desde su concepción, pero lo más importante, es que Él, con su soplo divino, nos da: La Vida Espiritual.
Jesús nos lo enseña en El Evangelio, antes de una curación milagrosa, decía:
 “Tus pecados te son Perdonados”.
Y todos expectantes esperaban a ver qué pasaba con la invalidez del curado.
Pero Nuestro Señor ya había hecho lo más importante, porque al quedar curada su alma, sus pies se habían liberado también… Por eso sonriendo decía:
“Levántate, toma tu camilla y anda” 
·        La cascada es abundante… Te regala su agua en forma rebosante y al ver la cantidad de agua que cae, puedes estar seguro de que alcanza para todos, porque al caer, muchas veces se divide y forma varios ríos y arroyos…
Dios nos da su Amor  a manos llenas, nos lo da sin medida… Y porque, su gracia nos basta, ya no necesitamos nada más. Nuestro Dios es un Papá Generoso.

·        Por su eterno movimiento la cascada es limpia, y desaparece toda la basura que cae en ella. Dios también limpia la basura de tu alma. Perdona tus pecados y te hace vivir en la pureza de Su Amor, limpio y bello.

·        La Cascada ¡Sorprende!... Vas caminando entre la espesura del bosque y de repente… ¡La ves!    Caminas por un sendero, guardas silencio y de repente… ¡La escuchas!
Dios también te sorprende.
Tú dices. Soy pecador, no creo merecer nada, estoy en el lodo y de repente levantas la mirada y ahí está Él, Tu señor Jesús… Sonriendo, y con los brazos abiertos…
Tú desconcertado y con miedo le preguntas: ¿Es a mí?
Pero Señor, yo soy pecador, me he olvidado de ti… ¡No valgo nada!
Y su respuesta te sorprende…
Tranquilo pequeño… Tú vales todo… Yo nunca me olvido de Ti.

·        Muchas veces, La Cascada No es Valorada: Existen hombres que prefieren vivir en el desierto, que levantarse, emprender el camino y correr hacia esa cascada que tienen tan cerca y que les regala el agua a raudales.
Existimos hombres que rechazamos las bendiciones que Dios nos regala a raudales y preferimos vivir en la orfandad.
Por favor… ¡No vivas como si no tuvieras un Dios! 
·        Estoy seguro que si algún día te encuentras perdido en un bosque o en la selva, al encontrar una cascada, te sentirías salvado. Porque sabes que siguiendo su cauce hallaras el camino a casa.
Si te encuentras perdido o desalentado, permite que Dios te encuentre, y…
¡Todo estará bien!


La cascada… ¡Irrumpe!...
De pronto aparece y se desborda, se vuelca toda entera, pero siempre, buscando su cauce, siempre en una sabia dirección y haciendo camino.
 Aquél que es El Camino, La Verdad y La Vida… 
Irrumpe en tu vida…
No importa que tan desordenada o santa sea, Él se presenta, te toma en sus fuertes y poderosos brazos y te lleva…
Como El Buen Pastor…

A donde nada te falte,
Por verdes prados te hace reposar,
Y hacia cascadas llenas de arco iris y descanso te conduce,
Y reconforta tu alma y por el camino bueno te lleva,
Y aunque pases por veredas oscuras, no temerás ningún mal,
Porque Dios está contigo y al verlo iras sin miedo.
Ira la dicha y el favor de Dios mientras dure tu vida,
Tu mansión será la Cascada del Señor…
Por toda tu vida.



Autor: Guillermo Alvarado Vega

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