domingo, 12 de marzo de 2017

Jesús y Yo



Había una vez un hombre… Que estaba “lleno de Dios”, y aunque como todos, tenía problemas, tristezas y alegrías, en estos días había recibido “el regalo” de acercarse aún  más a Dios, lo que lo había hecho sentir, pleno y feliz.
Es importante para el contexto de este cuento, mencionar que en sus visitas al Sagrario, para platicar con El Dios Sacramentado, “había aprendido” a quedarse en silencio, y al  callar, había empezado a escuchar La Voz de Jesus.
Este Sábado Santo, despertó temprano, se vistió con ropa deportiva y salió a caminar, llegando a una pequeña colina, desde donde podía verse la ciudad y ese bello amanecer, manchado de mil colores que le regalaba Su creador.
Se sentó con la espalda recargada en un árbol y dijo: Hola Señor, buenos días…
¡Que emotivo estuvo ayer el rezo del Viacrucis!
Jesús Contesto:
Sí que bueno que vinieron tantos de la Familia… Me sentí muy acompañado.
Dijo el Hombre: Oye Señor, fíjate que hasta hace muy poco, yo pensaba que Tú me habías conocido, a partir del día en que mi Mamá y mi Papa me engendraron.
Jesús:
No Hijo… Tú has estado presente en la mente de Nosotros Tres, desde el principio de los tiempos. Y cuando decidimos llevar a cabo La Creación, tú ya estabas en Nuestra Mente… Conocíamos tu nombre y lo pronunciábamos… Y te amábamos desde entonces.
¿Por qué?
Pregunto El hombre:
Tú eres Dios… Ustedes son Dios… Yo no soy importante… Soy uno más…
Le dijo Jesús:
Tú eres muy importante para La Trinidad, Papa no te creo como un racimo de uvas, Te creo como una piedra preciosa única e irrepetible, te creo a través de Mí y fue El Espíritu Santo, Él que soplo sobre ti para darte vida.
Y desde ese día te cuida y derrama gracias y dones sobre ti…
Aun cuando tú te alejes de nosotros y cometas pecados…


Él sigue continuamente derramando dones sobre ti, esperando que te quites la sombrilla, el impermeable y permitas nuevamente que sus dones te empapen.
¿Y cómo me quito el impermeable? preguntó:
Hazte consiente de lo que te hace daño, déjalo ir, arrepiéntete, ve a la reconciliación y… Listo.
El hombre continuaba con esa cara de incertidumbre cuando pregunto:
¿Pero los hombres de todos los tiempos son miles de millones?…
Y la mayoría mucho mejores que yo… ¿Cómo puedes amarme y cuidarme? … Especialmente a mí.
Jesús sonrió y movió la cabeza: 
Nosotros Tres Somos Dios y tenemos la capacidad y el poder de amarlos a cada uno de ustedes, personal e individualmente…
Los creamos y los acompañamos en cada instante de su vida, a cada uno de ustedes… ¡Podemos hacerlo!
Y Jesús soltó una carcajada llena de comprensión.
El hombre se emocionó y dijo: Oye Señor eso es maravilloso…
Saber que yo soy importante para Ti… Para Ustedes Tres.
El Señor se puso serio y le dijo:  
Y entonces pequeño, ¡Por qué muchas veces no eres importante, para ti mismo?
¿Cómo?
Sí dijo Jesús:
Cuando piensas que no vales nada… Cuando te sientes solo…
Cuando humillas y denigras tu cuerpo, Templo del Espíritu Santo…
Cuando le crees a las personas que te dicen que eres tonto, que eres malo, que eres feo, que no haces nada bien… Cuando te rebajas a criticar, a lastimar, a olvidar a otros… ¡Cuando “vives” como si no tuvieras Dios!

Ay Papa… Perdón, me equivoque quise decir… Jesús.
Entonces El Hijo de Dios lo abrazo y sonriendo le dijo: 





No te apures, cuando nos llamas a cualquiera de Los Tres… ¡Siempre venimos los tres!
Dijo el hombre:       
¡Eso siempre se me ha hecho complicado entenderlo!
Sí lo sé dijo Jesús… Pero me estabas diciendo…
Si te decía que me duele ser tan tonto y olvidarme de que me amas, actuar como si tú no estuvieras presente

Cuento 76
Olvidar que estás conmigo todos los días de mi vida y que eso me impulsa a “ser bueno” y aspirar a todo… a lograr todo… ¡Porque Jesús en Ti!… ¡Todo lo puedo!
Le dijo Jesús:    
Claro, así es, y me hace feliz que lo entiendas… Y que lo aceptes.
Oye Espíritu Santo… Dijo el hombre, ahora bromeando con llamarlo con cualquiera de sus Tres Nombres…
¿Y entonces, cuando Adán pecó?... ¿Cuándo todos pecamos?...
Ustedes pusieron en acción el “Plan B”…
Te encarnaste en Hombre y te lanzaste a salvar al mundo,,,
Jesús con esa Su mirada llena de ternura le dijo:
No… No es así… El Dios Trino no tiene planes “B”…
Yo Soy Jesús…     El Plan A, El único plan que existe…  
Desde el principio estaba planeado así…
Ustedes fueron creados a partir de la relación de Amor que existe entre El Padre, El Hijo y El Espíritu Santo, después sabíamos que se alejarían y que Yo vendría a redimirlos…
Viviría la pasión, moriría, para luego Resucitar lleno de Gloria y ascender a los cielos, sentarme a la Diestra de Mi Padre, llevándolos a todos ustedes conmigo.
¿Cómo? Señor no entiendo…
Tú ascendiste a los cielos 40 días después de tu Resurrección…
¿En ese momento nos presentaste ante El Padre?
 Sí claro dijo Jesús…

Recuerda que esa es la causa principal de mi Redención…
Regresar a Mi Padre a todos los que se habían perdido…
Por eso cuando regrese al cielo, lo hice Encarnado, es decir con mi cuerpo humano, que hoy y para siempre  está y estará, a la derecha del Padre.
Y a través del Espíritu Santo, le presente a Papa, a ti y a todas los nombres de todos los hombres que había rescatado… Y Él los recibió a todos y desde ese momento… 

Tú y todos se convirtieron en… “Hijos Adoptivos de Dios”… ¡Para siempre!
Perdón Señor, dijo el hombre…
¿Quieres decir que “mi nombre” ya fue presentado al Padre?
Y con cara de orgullo y satisfacción Jesús dijo:
Sí…Con mi pasión, muerte y resurrección, borre tus pecados, así que el paso siguiente era presentarte ante Papa.
Moviendo la cabeza dijo el hombre:
Pero si una de esos hombres, yo por ejemplo, una vez ya rescatado, sigue pecando… y no me arrepiento… ¿Qué pasa? 
Ese es el gran misterio de “la Libertad”
Te lo explico con un ejemplo, dijo Jesús:
“Un Padre, compra una casa hermosa, para sus 7 hijos…
Y en ella tiene todo lo necesario para que ellos vivan felices por siempre…
Pero se da el caso, de que uno de ellos, no quiere entrar y decide libremente quedarse a vivir en los peligros de la calle.
Entonces el Padre que lo ama, que tiene una recamara esperándolo con “su nombre” lo llamara continuamente…
Algunas veces lo hará a través de su voz, otras veces por medio de mensajeros, hasta que, ante los continuos rechazos de este, termine por enviar por él, a su Hijo mismo…
Y si aun así, este “hijo desobediente” no quiere entrar…  Terminará muriendo… Aun cuando en la casa, su nombre este escrito.
El hombre, muy serio y sin mirar a Jesús le dice.
¿Por qué respetas tanto nuestra libertad? ¿Por qué no mejor nos obligas a entrar?


El Amor sin libertad no es Amor… Y Nosotros los amamos…
Verdaderamente los amamos… Infinitamente los amamos.
Es hermoso lo que me dices… Y en ese momento, el hombre recostó su cabeza en las piernas de Jesús, quien con sus manos empezó a acariciar su cabello.
En esa “comunión” el hombre dijo: No puedo entender tanto amor, no me cabe en la cabeza. Jesús volvió a sonreír y con infinita ternura le dijo: 
Ni lo intentes hijo, a Dios no hay que entenderlo… Solo ámame y acéptame.
¿Sabes?... Muchos hombres para  “calcular” el tamaño de Mi Amor, piensan en la persona más buena, más amorosa que conocen y multiplican su amor por un millón y creen que: Así es mi amor…
¿Y? Otra vez sonriendo contesto:
¡Y ni siquiera se acercan!... Mi amor es Más… Nuestro amor es Más. 
Jesús… ¿Qué debo hacer para llegar al lugar que ya ganaste para mí?
Jesus le dijo, acariciando su cabello, ahora claramente visibles las cicatrices en las muñecas de sus manos…
Cree en Mí, y también… Créeme a Mí…
Si tú confías en Mí y me dejas actuar, y te abandonas en Mí… ¡Todo estará bien!
Gracias Jesús, dijo el hombre… Tu voz guía mi corazón.
Antes de que te vayas, quiero pedirte que nunca olvides… ¡Cuánto te Amo ¡ 
Para que en estos días en que se conmemora mi Pasión, entiendas…   ¡Cuál es su sentido!
Y pequeño amado mío, para que a partir de hoy…
¡Vivas!
Vivas feliz, sabiendo que tienes un Dios, que no solo te creo…
Sino que continuara contigo hasta el fin de los tiempos….
Para que nunca olvides que vine para darte Vida… Y Vida en Abundancia.

Señor… De rodillas ante Ti, solo puedo decirte… Te Amo.
Sonriendo nuevamente, Jesús le dijo: Eso es suficiente Hijo…    
Yo también Te amo… Anda ve a vivir… Y no peques más.


Autor: Guillermo Alvarado Vega


No hay comentarios.:

Publicar un comentario