Cuando pensamos en Pinocho,
siempre pensamos en un muñeco de madera que dice muchas mentiras, les pido que
hoy lo analicemos, desde otro punto de vista:
¿Qué similitud hay entre Pinocho
y yo?…
¿Entre Pinocho y tú?...
Veamos:
Érase una vez en una carpintería,
Un Señor muy Bueno y amable, llamado Geppetto, que terminaba un día más de
trabajo dando los últimos retoques de pintura a un muñeco de madera que
había “creado” ese día.
Al mirarlo, vio que era bueno y como el muñeco había sido hecho de
madera de pino, Geppetto decidió llamarlo: Pinocho.

Aquel sexto día Geppetto se fue a dormir deseando que su muñeco supiera y valorara el inmenso amor que El, como Padre Bueno le tenía. El sacrificio que Jesús, como Hijo de Dios haría siempre por él. Y Los dones que El Espíritu Santo en forma de "Hada Buena", derramaba continuamente sobre él.
Después de descansar el séptimo
día, Geppetto estaba feliz al ver a su amado muñeco moverse, caminar, reír y
hablar como un hombre de verdad.
Geppetto mandó a Pinocho a la escuela de la vida. Quería que fuese un niño muy listo y que aprendiera muchas cosas.
Le acompañó su amigo Pepito Grillo, la conciencia, el consejero, que le había dado el hada buena. Pero en el camino de la vida, rumbo al colegio, Pinocho se hizo amigo de dos niños muy malos, y siguiendo sus travesuras, e ignorando los consejos del grillito, Pinocho empezó a ensuciar, "La imagen y Semejanza", con que había sido creado y en lugar de ir a la escuela, decidió seguir a sus nuevos amigos, buscando aventuras no muy buenas.
Geppetto mandó a Pinocho a la escuela de la vida. Quería que fuese un niño muy listo y que aprendiera muchas cosas.
Le acompañó su amigo Pepito Grillo, la conciencia, el consejero, que le había dado el hada buena. Pero en el camino de la vida, rumbo al colegio, Pinocho se hizo amigo de dos niños muy malos, y siguiendo sus travesuras, e ignorando los consejos del grillito, Pinocho empezó a ensuciar, "La imagen y Semejanza", con que había sido creado y en lugar de ir a la escuela, decidió seguir a sus nuevos amigos, buscando aventuras no muy buenas.
Al ver esta situación, El Hada Buena lo colmo de más dones, pero era inútil, Pinocho era como todos
nosotros, terco, flojo, tendiente a la depresión, experto en echarle la culpa a
los otros, fácil de enojarse y romper relaciones y lento para amar y perdonar.
Así vivió un tiempo... Perdido, hasta que un día, como siempre pasa, El Amor del Padre, El Sacrificio del Hijo, y los dones del Espíritu, pudieron más y Pinocho, herido y maltrecho, acabó
reconociendo que no estaba siendo bueno, y arrepentido decidió regresar a la
casa del Padre a buscar a Geppetto.
Supo entonces que Jesús había dado su vida por él, y que al salir en su busca por el mar, había sido tragado por una enorme ballena, llamada, “La Cruz del Calvario”.
Supo entonces que Jesús había dado su vida por él, y que al salir en su busca por el mar, había sido tragado por una enorme ballena, llamada, “La Cruz del Calvario”.
Tener los ojos bien abiertos para
detectar las necesidades de sus semejantes y ahora si... Actuar, en vez de solo
condolerse.
Recuperó la alegría y se lazo al
mar. Pero la ballena abrió muy grande su boca y se lo tragó también a él. Fue lo mejor que pudo haberle
pasado, convertido en “Otro Cristo”, dentro de la tripa de la ballena, Geppetto
y Pinocho se reencontraron.Y unidos en una sociedad
invencible, resucitaron, haciendo una fogata de “fuego nuevo” que hizo
estornudar a la enorme ballena, y la balsa del “Hombre Nuevo” salió volando con
sus tres tripulantes… En una “brillante resurrección”.
Pinocho volvió a casa y al
colegio, y a partir de ese día siempre se ha comportado bien.
Y en recompensa de su bondad, El Hada Buena, lo convirtió en un niño de carne y hueso, y fueron muy felices por
muchos y muchos años.
¡Los cuentos tienen mucho de
verdad!… Vaya Pinocho que soy yo… Malgastando los dones que Mi
Padre me dio… Ignorando por completo el
sacrificio de Mi Señor Jesús… Y poniéndome un impermeable para
rechazar los dones del Espíritu de Amor… ¡Vaya Pinocho que soy!
¿Y qué voy a hacer?, ¿Me quedaré igual?, O como Pinocho… Me volveré Otro
Cristo.
De ti y de mi depende… ¡Basta ya de ser muñecos de
madera frágiles y llorones!
Señor ayúdame a ser como… “El Nuevo Pinocho”.
Autor: Guillermo Alvarado Vega
Autor: Guillermo Alvarado Vega
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