domingo, 12 de marzo de 2017

Cuando Nuestro Dios dice... ¡Si Quiero!



Cuando Nuestro Dios de todos los días… Dice “Sí Quiero”

Se le acerca un leproso suplicándole y puesto de rodillas, le dice: “Si quieres, puedes curarme”. Compadecido de él, extendió su mano, le toco y le dijo: “Si quiero; queda limpio”

Adrián es un gran deportista, hace tres años que participa en triatlones, tiene 24 años, termino la carrera de Ingeniería Industrial y trabaja en una empresa refresquera. Adrián termino su rutina de ese día y en vez de regresar al club a bañarse, decidió subir a una pequeña colina, arriba de Ibarrilla. Desde ahí se observa, una buena parte de la ciudad, eran poco más de las seis de la mañana, y el sol empezaba a desgarrar las sombras de la noche y una mezcla de colores, amarillos, dorados y granas, pintaban el amanecer. Adrián se sentó con las rodillas pegadas a su barbilla y pensó:
“Quien sino Dios podría pintar esa bella gama de colores en el cielo. Estaba pensando eso, cuando un rico olor a pan recién horneado lo envolvió, despertó su apetito y avivó su sentido del olfato, que se inundó con el olor a tierra mojada. 
Debajo de él, en la comunidad, vio que un trabajador se subía a su bicicleta, cuando toda apresurada salió su esposa, cargando un chiquillo de casi un año, solo para darle un beso y la bendición de despedida.… Vio alejarse al hombre sonriendo feliz, mientras que en la acera de enfrente, una madre con prisa, llevaba de la mano a sus dos chiquillos, que enfundados en el uniforme escolar, cargaban una pesada mochila.
En eso las campanas de la parroquia empezaron a sonar y a llamar a misa de 7, mientras que despertadas de improviso, una parvada de golondrinas, empezó a revolotear, arriba de su cabeza, deleitando con sus trinos los oídos de Adrián. 
A lo lejos se empezaba a despertar la ciudad, el sol se reflejaba en la presa como hojas de plata, cayendo sobre el agua, las montañas se pintan de una gama infinita de verdes, por las recientes lluvias… Adrián se levantó y se dijo a sí mismo: 
“Si no creyera en Dios, Hoy, seguramente empezaría a creer. ¡Eres Maravilloso Papa!.
 Y Jesús dijo… ¡Si quiero!

2ª. Historia
Todos corrían en el hospital, Liliana, una preciosa niña de tan solo 9 años había tenido un accidente de auto. Al principio todos pensaron que ella y su familia, habían sufrido solo golpes leves y raspones, pero a Lili le empezó a doler mucho el abdomen y tuvieron que llevarla al hospital. Ahí un médico le diagnosticó un daño severo en el hígado. La única solución que le salvaría la vida era un trasplante de hígado que tendría que llevarse a cabo, en menos de 24 horas, sin embargo conseguir un hígado no es cosa fácil, ya que existe una larga lista de personas esperando para un trasplante, y para acabar de complicar las cosas, si se consiguiera un donante, este tendría que tener el mismo tipo sanguíneo que Liliana y… El tiempo se acababa. 
La familia de Liliana, se reunió en la capilla del hospital, y ahí tomados todos de la mano, empezaron a orar… El padre de Lily elevó sus ojos al cielo y con voz entrecortada y lágrimas en los ojos dijo:   “Señor… Sí Tú quieres puedes salvarla…  

Y Jesús dijo… ¡Si quiero!

Y el padre volteo a ver a todos y dijo con voz emocionada: ¡Oyeron!
Todos se le quedaron viendo sorprendidos, a excepción del pequeño Bernardo que grito con su tierna vocecilla: ¡Sí, yo si oí!

Regresaron felices a la sala de espera, papá entro a terapia intensiva, se sentó al lado de Lily, le apretó la mano y le dijo: 
Pequeña… mi hijita… ¡vas a vivir!
Lamentablemente, el trasplante nunca llego…
¡Pero el hígado de Liliana empezó a regenerarse solo!...
 De una forma inexplicable, lo que ayer estaba mal, hoy parecía no haber sufrido ningún impacto. 
El medico se rascaba la cabeza, feliz y desconcertado y le decía a la familia que rodeaba la cama de Lily… ¡No puedo entenderlo! ¡No existe una explicación médica para esto! 
El pequeño Bernardo dijo: Yo sí lo sé, Papa Dios curo a Lily. 

3ª. Historia 

Gonzalo Landeros Fernández, es abogado por vocación y por profesión, desde niño jugaba a ser juez, por lo que, fue natural que sobresaliera en las clases de derecho en la prepa y que emprendiera con entusiasmo la carrera de abogacía. Se recibió, se casó, tuvo 3 hijos y muy pronto,  gracias a su extraordinaria capacidad, ascendió al puesto de juez, el cual ejercía con gusto, honestidad y eficiencia.
Hoy llego  a comer a su casa, con la cara descompuesta, Constanza su esposa lo noto de inmediato y le preguntó ¿qué pasa?, él  sonrió, acaricio la cabeza de su hijo más pequeño y le dijo: Cielo. ¡Te cuento al rato! 
Esa noche, en la pequeña oficina que tenía en su casa, Constanza y Gonzalo, se encerraron a platicar, con una copa de vino tinto en la mano.
Él le dijo, “Un muchacho cuyo nombre no voy a decirte, porque es de una familia renombrada en la ciudad, pero que tú conoces muy bien, abusó de una jovencita que trabaja en una de sus empresas familiares. El ministerio público, integró y documentó perfectamente y sin lugar a dudas, el delito de violación y yo no tengo ningún problema para dictar la sentencia de culpable”. 
¿Y entonces?,  preguntó ella.
Hoy en la mañana llegaron a mi oficina, gente allegada al gobernador y me explicaron que si lo declaró inocente, gente poderosa en la capital del estado, se “sentirá” muy satisfecha y mi promoción a la suprema corte, será un hecho.
 ¿Y si lo declaras culpable?
Bueno, además me dijeron, que habría un bono de 3 millones de pesos que se depositaría en la cuenta segura de alguno de mis familiares lejanos…
Y si no acepto “su propuesta”, si lo declaró culpable, no solo no tendría la promoción sino que seguramente perdería mi puesto y me vería implicado en alguna farsa, fabricada por ellos y podría ir a la cárcel. 
Constanza grito: ¡Eso es una cochinada! ¡Es injusto!, tú siempre has realizado tu trabajo honestamente. Empezó a llorar y se puso a caminar de un lado a otro de la oficina mientras repetía, ¡no es justo, no es justo!
Gonzalo se puso de pie y la abrazó.
Ella más calmada le pregunto: ¿Qué vas a hacer?
Nunca lo he dudado, para mí es más importante mirar a mis hijos a la cara, seguir siendo tu orgullo, que cualquier puesto o dinero mal habido.
Al día siguiente se dictó la sentencia de: ¡Culpable!
Al salir de su oficina, “los influyentes” y la familia del delincuente lo miraban con odio, mientras que una sencilla muchacha y su madre, lo tomaban de la mano y no dejaban de darle las gracias. 
¡Algo paso!... A los pocos días del juicio, la contraloría del Estado realizo una investigación y se llevó presos a los funcionarios que le pedían a Gonzalo que cambiara su fallo.
Casi simultáneamente, La secretaria de Hacienda intervino todos los negocios de “la familia poderosa” y tuvieron que huir hacia los Estados Unidos.
El Consejo de La Judicatura tomo la decisión y nombro a Gonzalo, Magistrado de la Suprema Corte.
Cuando Constanza abrazaba a su esposo, le preguntaba al oído… ¿Qué paso?  
  Jesús dijo… ¡Si quiero!

4ª. Historia
Que familia tan pintoresca son los Martínez… Rubén el padre, es bromista y dicharachero, su oficio, chofer de taxi, tiene 57 años y se casó desde hace 35 años con Yolanda, quien tiene un saloncito de belleza en la colonia. Ella es la “seria” de la familia, aunque la verdad, trae “la música por dentro”.
Tienen 8 hijos, 4 hombres y 4 mujeres y todos muy seguidos, así que la convivencia entre todos, es escandalosa y alegre.
Siempre han sido Guadalupanos, pero a raíz de un problema de corazón que tuvo al borde de la muerte a Rubén, la familia se acercó aún más a la iglesia.
Tomaron la muy recomendable práctica de “adoptar un cura”, es decir, hacerse amigos de un sacerdote, al que invitan seguido a cenar, o a ir al cine; y como el padre es fanático de la fiera, también van todos juntos al estadio.
El año pasado coordinaron sus vacaciones y se fueron a Vallarta juntos.
Algunos de los hijos ingresaron en los grupos juveniles y coros de su parroquia, mientras que Rubén y Yola, entraron al Movimiento Familiar Cristiano.
El viernes pasado, Yola convoco a “junta familiar”, donde reunidos los 10, les dijo:
Familia, nuestros vecinos, nuestros muy queridos Gómez, tienen un grave problema, Lino, nuestro compadre, cometió un fraude en su empresa, desfalco mucho dinero y se lo llevaron preso hoy en la mañana, mi comadre ya habló a la empresa y ellos aceptan darle el perdón, siempre y cuando regrese el dinero.
Ernestina, la hija adolescente y rebelde, fue la primera en hablar: ¿Y a nosotros que? Si Don Lino se robó el dinero, que él lo pague o que se quede preso.
Félix el hijo más grande, que es novio de Margarita, la más grande de los Gómez, dijo: 
Si Tina, pero debemos ayudar, si fuera nuestro papa el afectado, ellos nos hubieran apoyado.
¡Para nada! Contesto Ernestina, ¡mi papa nunca haría eso! Y además cuando él se enfermó, ellos no nos ayudaron en nada. Y entonces empezó la revuelta, todos opinaban, unos a favor y otros en contra, todos hablaban al mismo tiempo, hasta que se hizo un inesperado silencio y Luisito de solo 9 años, dijo: Yo voto por si apoyarlos, pero no con todo, que ellos también hagan su esfuerzo y si les falta, pues entonces los apoyamos. Todos aplaudieron y estuvieron de acuerdo.
Sergio dijo, bueno ¿y de dónde?, la cara de preocupación fue general…
Tenemos lo que estamos ahorrando para las vacaciones, que son como 12 mil pesos, más el fondo de salud, mantenimiento de auto y navidad, que son otros 23 mil pesos, dijo Yolanda, la tesorera familiar.
Y si no alcanza dijo Félix,… Esperanza la más grande de las mujeres dijo, esta “el fondo intocable” para nuestra universidad, por mi parte puede usarse también, José dijo, pues vendemos mi “vochito” y uno a uno, todos fueron uniendo amor y voluntades.
Apoyado en la puerta de la cocina estaba Él, Nuestro Señor Jesús, quién los observaba complacido y sonriente, nadie podía verlo, pero es un hecho que todos podían sentirlo. 

Y Jesús dijo… ¡Si quiero!


AUTOR: GUILLERMO ALVARADO VEGA



No hay comentarios.:

Publicar un comentario