Mack es un buen hombre, a pesar de una
infancia difícil, con un padre golpeador y una madre sumisa.
Aún en estas
condiciones adversas, llego a ser un hombre de bien, a formar una linda y
unida familia, a los que enseñó a amar y respetar a Dios.

El
Padre Bueno nunca nos deja solos, así que decide ir por Mack y pasar con él un
fin de semana, precisamente en la cabaña perdida donde se encontró el vestido ensangrentado
de la hija de Mack, ya que su cuerpo nunca fue hallado.
Cuando
él llega a la cabaña están ahí Dios Padre, Jesús y Dios Espíritu Santo. Los tres lo reciben, lo abrazan y lo invitan
a cenar.
Algunos podrán no estar de acuerdo en que un
hombre necesitado de Dios, reciba “físicamente” la visita de La Santísima
Trinidad, pero acaso no está escrito en Los Evangelios que Pedro le pidió a Jesús:
“Maestro muéstranos al Padre”. Y que Jesús
contestó:

Mack quedo impresionado por la relación que
existe dentro de las personas de La Santísima Trinidad, porque lo importante
entre ellos no son los sucesos, sino lo que en verdad importa es El Amor que se
tienen, y la plenitud que eso les da. Establecer “relación” con el otro, “someterse
voluntariamente al otro”, sin miedo, sabiendo que si el otro se somete
a mí, los dos o Los Tres en el caso de La Santísima Trinidad, siempre
buscaremos lo mejor para el otro.
Cuando en la cena, Mack les cuenta de su
familia, de sus hijos, de su esposa, ellos lo escuchan con atención, haciendo comentarios
de cada uno de ellos, hasta que Mack les pregunta: Pero
si todo esto que les cuento ustedes ya lo saben… ¿Porque pareciera que es nuevo para ustedes?
El Espíritu Santo contesta y le dice: “No juegas con un niño para mostrar tu
superioridad.
Más bien, decides limitarte, para facilitar y honrar esa relación. Hasta perderás con ese niño una competencia
con tal de lograr el amor. No es por ganar o perder, sino por amor y
respeto.
En
Dios, las relaciones nunca son por poder, y una manera de evitar el deseo de tener
poder sobre otro es decidir limitarse para servir. Los seres humanos hacemos esto a menudo, al
ocuparnos de los enfermos, de los desvalidos y de los niños.
Una muestra de cómo son las relaciones entre
las personas de La Santísima Trinidad es el pasaje donde terminada la cena… Jesús se tiende sobre la mesa, toma las manos
del Padre, las cicatrices ahora claramente visibles en las muñecas y mirándolo
fijamente a los ojos le dice:
Papá me agrado mucho ver que te ponías a la
entera disposición del dolor de Mack, y le concedías espacio para decidir su
propio momento. Lo honraste, y me honraste. Oírte murmurar paz y amor en su corazón fue
realmente increíble. ¡Que dicha ver algo así!. Me fascina ser tu hijo.
¿No es
esperanzador y maravilloso que un Dios así… Te Ame?
LA
CABAÑA, WM. PAUL YOUNG, EDITORIAL DIANA
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