miércoles, 1 de marzo de 2017

“Tal vez un Ángel”

   
Una joven de alrededor de 22 años, salió de La Universidad y se dirigió a su casa alrededor de las nueve de la noche. Aunque su hogar quedaba bastante cerca, pues se ubicaba a no más de seis cuadras de distancia, tenía que pasar por calles oscuras y dos lotes baldíos.
Al pasar por el segundo, dos tipos fuertes y de aspecto siniestro, le salieron al paso y trataron de jalarla hacia adentro del lote, ella apretó sus cuadernos y empezó a gritar y a tratar de zafarse, pero las fuerzas de los desgraciados eran mucho más que las de ella.
Cuando se sentía ya perdida, un hombre de unos ochenta y tantos años, apareció y con voz enérgica y un gesto fuerte, les ordeno que la soltaran.
A pesar de que los tipos eran dos, más jóvenes y más fuertes que el anciano, algo vieron en los ojos de este Hombre Bueno, que soltaron a la chica y se echaron a correr.
Él fue a abrazar a la joven, la calmo y le preguntó dónde vivía, ofreciéndose a acompañarla a su casa, ella dijo que sí, pero seguía llorando en el pecho del Hombre.
Él iba hablándole y tranquilizándola: Su gesto antes duro, era ahora dulce y tierno, su voz suave y segura, terminó por darle paz a la jovencita, quien sin darse cuenta, estaba ya a las puertas de su casa. Ella le pidió que pasara, a fin de que su madre le agradeciera por haberla salvado y que se tomara un café con ellas.
El Hombre Bueno  se disculpó, argumento que tenía prisa y ya no espero a que la mamá de la joven saliera a recibirla.
Cuando le contó lo que había pasado y como El Hombre la había defendido, la madre salió a buscarlo para agradecerle, pero al no encontrarlo, preparo un rico flan y al día siguiente fueron al edificio donde sospechaban que vivía, para entregárselo y agradecerle, sin embargo para su sorpresa, nadie conocía ahí al anciano, así que recorrieron toda la cuadra, después toda la calle, y al final la colonia entera y no pudieron localizarlo.
De hecho después de siete años nunca más han vuelto a verlo.
Aunque desde ese día, Rosalina platica con él, segura de que ese Señor es... 
Su Ángel de la Guarda.




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