¿Ustedes creen que Nuestro Señor Jesús tenga un Ángel de La Guarda?
Ahí… En el lugar donde nunca
anochece… Los ángeles terminaban su descanso y se preparaban para recibir las
instrucciones de cada día, como siempre, en medio de la alegría y el bullicio.
En la habitación contigua,
Gabriel, el Arcángel, bajaba de su correo electrónico, los últimos mensajes que
enviaría ese día.
De pronto una brisa cálida y
fresca lo envolvió todo, un suave aroma de flores silvestres se impregno en el
ambiente, la luz se hizo más intensa… Nuestro Padre Dios, toco
suavemente a la puerta de Gabriel, el Arcángel se arrodilló frente al Creador,
quién después de acariciar su cabeza, lo tomo de las manos, lo levantó y le
dijo con voz amorosa y firme:
“Buscarás en la pequeña aldea
de Nazaret, a una Niña, de Bello Rostro y Alma Pura, y al encontrarla deberás
preguntarle si acepta ser La Madre del Redentor del Mundo, del Mesías, de Mi Hijo Amado, Del Cristo.
Deberás asegurarte que perciba
en su mente, así como en un relámpago, todos los bellos momentos que vivirá a
su lado, pero también deberá ver, de una manera clara, que una espada
atravesara su corazón.
Te ordeno que no influyas de
modo alguno en su decisión.
Ella deberá decidir libremente
si acepta o no… ¡Este Regalo de Amor!
Gabriel sonrió, y asintió con
la cabeza.
Vayamos ahora con Rafael, dijo El Padre.
Seleccionemos a los Ángeles que
deberán ir hoy a la tierra.
-Si Padre contesto Gabriel-
Los Ángeles de la Guarda son
alegres e inquietos, pero se preparan mucho, pues saben que durante su labor en
la tierra no tendrán todas las respuestas, solo conocerán parcialmente su
misión, y sucede que muchas veces, el alma custodiada, luchara contra ellos
para alejarse de Ti. Pero quizá lo más difícil de su
misión, es que deben respetar incondicionalmente la libertad del hombre. En ese preciso momento llegaron
al salón donde Rafael preparaba a sus ángeles.
El Creador los abrazó a todos,
los miro amorosamente y les dijo:
¡Pequeños míos!, algunos de
ustedes serán elegidos para cuidar las almas de los hombres que serán
concebidos hoy; Ustedes saben que su misión es
regresarlos a mí, a través de la Buena
Nueva predicada por Jesús, que básicamente consiste en:
“Amarse los unos a
los otros”
Todos gritaron llenos de
alegría esperando ser elegidos ese día.
Pero dentro de todos ellos,
ninguno deseaba tan fervientemente ser elegido, como Cristofer.
Un pequeño ángel cuyo nombre
significa: “Jesús está conmigo"
Y quien a pesar de este fuerte
anhelo, hasta ahora no había sido tomado
en cuenta, quizá porque su desbordado entusiasmo, lo llevaba a cometer errores.
Parecía que este día sería
igual a los anteriores, pues El Padre paso varias veces frente a él sin
seleccionarlo… ¿Pero no?... Ya al final, El Padre se detuvo frente a
Christofer, lo llamo al frente, lo miro con infinito amor y dijo: Para guardar a mi Hijo, no he seleccionado al
ángel, más capaz, ni al más bello, ni al más
inteligente… Para esta tarea requiero al Ángel más amoroso, al mejor amigo, al
ángel incondicional…
¡Y ese eres tú,
Cristofer!
Te pido que cumplas tu trabajo
soportando el dolor que sin duda tendrás y que apoyes al Redentor del mundo a
cumplir su misión, aun cuando existan muchas situaciones que no entiendas, pues
a partir de hoy serás… El Ángel del Hijo del Dios… Hecho Hombre.
Christofer se vio envuelto en
un remolino de felicidad, pero también de incertidumbre y miedo.
Sus amigos lo veían con una
mirada llena de alegría y solidaridad y lanzaban vivas para su compañero…
Christofer emocionado, busco los ojos de Rafael quien lleno de orgullo,
extendió la mano y le dijo… ¡Ve!

Cuando Gabriel hubo terminado
el mensaje, Ella sonrió, bajo sus ojos, creyó lo que había escuchado y dijo:
“He aquí a la
esclava del Señor, hágase en mí según Su Palabra”
En ese instante miles de luces
multicolores cegaron a Cristofer, y al
abrir sus ojos descubrió que estaba atado, dulcemente atado, a un ser del cual
se desprendía un torrente de luz infinita y vio y conoció el alma que debía
guardar… Era una mezcla de Inocencia y
de Poder…
Un Torrente de Amor y de
Perdón... Dios hecho carne...La sabiduría y La Creación
caminando de la mano… El Verbo que habitó entre
nosotros… Si de Jesús.
La amistad entre los dos fue
inmediata, y cuando Cristofer estaba apenas adaptándose a su nuevo trabajo,
tuvo su primera prueba.
Fue el día que descubrió esa
mirada confundida en los ojos de José, quien al descubrir síntomas de embarazo,
en su María Siempre Virgen, decidió abandonarla en silencio y con completa
discreción. Y fue precisamente Cristofer quien volando entre
los sueños de José le dijo al oído: No
temas recibir a María en tu casa, porque lo que habita en su vientre, es obra
del Espíritu Santo.
Una vez solucionado este
problema, salió rumbo a Ain Karim, una pequeña aldea en las montañas de Judá,
acompañando a María y al Niño que llevaba en su vientre, a visitar a Isabel su
prima. Ahí se encontró a Jonathan, el
Ángel de la Guarda de Juan El Bautista.
Después transcurrieron varios
meses sin sobresaltos, María cuidaba con amor y pasión ese pedacito de Dios que
crecía dentro de ella, Cristofer platicaba y recibía consejos de Benito, el
Ángel Guardián de José, quien había sido su maestro favorito en el cielo.
Poco antes del nacimiento de
Jesús, José y María decidieron ir a Belén de Judá registrarse en el censo y fue
Cristofer, el responsable de conseguir el transporte para
el viaje.

Y aunque el pesebre no era el
mejor alojamiento, la llegada de los pastores y de los Reyes Sabios, para
adorar al niño, llenaron de alegría, paz y orgullo a José, María y Cristofer.
Y estaban en esos días felices,
cuando sus oídos, siempre atentos, captaron el sonido de los cascos de los
caballos, en que galopaban los soldados del rey Herodes…
Vivieron varios años en Egipto,
Cristofer ayudaba a que la familia se adaptara más rápidamente a su condición
de inmigrantes, y fuera menos difícil vivir en una tierra extraña, con un
idioma diferente, con costumbres diferentes , alejados de los familiares y
amigos , pero sobretodo en una tierra donde su Dios, no era reconocido ni
amado. Un día una alegre visión
despertó a Cristofer: Jesús, José, María, ¡podemos
regresar a Nazaret!, ¡Herodes ha muerto!
El encuentro con Ana y Joaquín
fue emocionante, pues ellos no conocían a su nieto, y hasta Christofer derramo
una lágrima, al ver el abrazo del Niño Jesús con sus abuelos.
Oh no, Jesús tus padres ya se
fueron, no te quedes en el templo, podemos perdernos… Jesús, ellos ya se van,
piensan que tú vas en la caravana con algún familiar… Ay Jesús contigo no se
puede, cuando dices: "Estoy atendiendo las cosas de Mi Padre,
Y sucedió que en los siguientes
18 años, la misión de Cristofer transcurrió, entre aserrín y madera, entre
alegría y crecimiento de cuerpo y alma, entre bella convivencia familiar y
baños en el río, entre bromas continuas, del “serio” José.
La vida de La Familia era de
ayuda continua hacia los demás…
Vivían entre la educación
paternal que sus padres le daban a Jesús y la educación teológica que Él les
daba a ellos…

Y otra vez… Como lo dijo unos
años atrás, María volvió a repetir…
“Hágase en mí,
según tu Palabra"
Y aunque se me parta el alma…
También en el hombre que yo amo.
No hijo, por favor déjame
partir, mi misión ha terminado…
Permíteme volver al Padre. Jesús se resistió, tomo con
fuerza las manos de su padre y sintiendo como la fuerza sanadora fluía por sus
dedos, lloró, grito, imploró, rezo.
Y por fin,
sintiendo el abrazo fuerte y consolador de Cristofer, lo dejo ir diciendo: “Padre que se haga tu voluntad, y no la mía”
Y en eses momento, bebió el
último suspiro de José, bañado por las lágrimas que
María derramaba en su espalda.
La cercanía entre Jesús y María
se hizo todavía más estrecha, con resignación aceptaron la voluntad del Padre,
y volvieron los días felices, las bromas, abrazados por las tardes, mirando el
atardecer, y siempre, la ayuda a sus prójimos, hasta el día en que María noto
muy serio a Jesús, se acercó a Él, le tomo de las manos y le pregunto: ¿Ha llegado el momento?
Jesús la miro, suspiro, sonrió,
y le dijo, he llamado a 4 amigos, mañana iremos al Jordán a ser bautizados por
Juan… Jesús mostraba así,
que el más poderoso, debe ser el más humilde.
¡Fue un momento maravilloso!,
cuando Cristofer, volvió a ver juntos, físicamente, a la Santísima Trinidad: El Padre hablando desde el
Cielo, Jesús arrodillado en el río y entre ambos… El esplendor del Espíritu
Santo… El ángel quedo extasiado.
Poco tiempo después eran ya
doce los hombres buenos y sencillos, que seguían a Jesus y entonces, El Verbo
hecho carne empezó a escucharse en las colinas y en las barcas, en el templo y
en los campos, y sucedió que los ciegos ven, los sordos oyen, los panes se
multiplican, Jesús se transfigura, frente a Pedro, Juan, Santiago y Cristofer,
los niños se acercan a Él, los adultos se hacen como niños, los leprosos quedan
limpios y los pecados son perdonados.
Transcurren 3 años de recorrer
los caminos y llevar La Buena Nueva, parábolas envueltas en poesía, del “Dios
Contigo”, de momentos en que La fe, mueve montañas y nos hace caminar sobre el
agua, momentos decisivos para la
humanidad, hasta aquel Domingo de Ramos, en que Jesús sube a pasar La Pascua en
Jerusalén. “Jesús me preocupa estar aquí dijo su Ángel”
A pesar del recibiendo con
palmas, siento un ambiente hostil, el demonio mayor, al que derrotaste en el
desierto, trama algo, tiene una sonrisa maligna y lo
he escuchado envenenando el corazón de los sacerdotes y los escribas, e
incluso, Jesús, perdóname que te lo diga, pero también el corazón de uno de tus
apóstoles. Jesús hazme caso, vámonos de
aquí, nuestra misión apenas empieza, tenemos mucho por hacer… María te
necesita… ¿Que va a ser de ella sin Ti?
Jesús mirando con ternura a
Cristofer, le dijo: “Querido amigo, no sabes cómo
te agradezco tu preocupación y tus cuidados, ¿Te acuerdas cuando pisaste a
esa serpiente que intentaba morderme? ¿Ya olvidaste cuando en Nazaret
mis paisanos querían lincharme y tú me rescataste? Tú me has cuidado siempre…
Mi Padre no pudo designarme un compañero mejor, pero hoy tú no puedes
protegerme. ¡No debes
protegerme!. Sé que no puedes entenderlo,
pero hoy debo seguir mi destino, debo cumplir la misión para la
que El Padre me envió, tengo que beber este cáliz,… ¡Tengo que salvarlos!
Sabes Christofer, cuando estuve
en el desierto, satanás presumía que me había ganado a todos los hombres… Que
todos eran pecadores y de que se olvidaban fácilmente de nuestro Padre… Por eso
quise, por voluntad propia, hacerle una oferta:
“TODA MI SANGRE Y
TODAS MIS LAGRIMAS, POR TODAS SUS ALMAS”
Y a partir de ese momento, un
remolino de acontecimientos, desencadenaron el fin, que se convertiría en el
principio de todo:
* Jesús fue tomado preso en
Getsemaní.
* Pedro no permitas que lo tomen
preso.
* No Pedro deja la espada, así
no.
* Pedro no puedes negarlo, es Tu
amigo.
* Es el mismo Hombre al que le
dijiste:
“Señor a quién iremos, Tú tienes palabras de vida, Tú eres El Cristo,
El Hijo de Dios”
* Jesús es golpeado, injustamente
juzgado, y condenado.
* ¡Cobardes falsean los
testimonios!... Les quema sus sucias conciencias.
* No María no lo veas en este
momento, están golpeándolo.
* Cristofer eleva los ojos al
cielo y busca ayuda.
* Rafael, ¿Qué hago?, ayúdame, te estoy fallando, ¡no
he sabido cuidarlo!
* 39 latigazos destrozan su cuerpo.
* No pensé que siendo un Ángel
pudiera dolerme físicamente su dolor.
* Jesús es coronado de espinas y
Cristofer grita: ¡Hey! no le pongan esa corona,
no la necesita, Él siempre ha sido Rey.
* Pilatos, tu puedes salvarlo, dale la libertad, tu sabes que es inocente.
* No Pilatos… no te laves las
manos… Sé hombre.
* Jesús inicia el camino del
Calvario.
* Cargando Su Cruz… Y la tuya… Y
la nuestra.
* Cristofer cae junto a Él y le
dice al oído: Jesús no tienes por qué
hacerlo, no abraces esa cruz, pídeme que llame a Miguel y a
sus ejércitos y podremos liberarte, y llevarte hasta el trono que
Tú mereces.
* Oye, ¿Por qué lo golpeas?....
¿Que no ves que esta caído?.
* Centurión, ¿ya olvidaste que
Jesús es el mismo que sano a tu hijo?.
* Oye tú, porque le metes
zancadilla… y lo haces caer por segunda vez.
* ¿No eres acaso el ciego al que
le devolvió la vista?
* Y mientras el Cirineo ayudaba a Jesús a cargar la
cruz, Cristofer caía de rodillas al
pie del Gólgota y con un llanto profundo decía: “Padre, no entiendo porque me
escogiste a mí para cuidarlo, si ahora no puedo impedir que
estos infelices lo maten.
* Oh no Padre, lo están clavando
a un madero.
* Padre lo crucifican entre
ladrones.
* Y le hieren un costado.
* Falle Padre, falle… ¡No supe
cuidarlo!. perdón, ¡no supe cuidarlo!
La voz amorosa del Padre se
escuchó, solo en los oídos de
Cristofer:
Pequeño Ángel Mío, estoy tan
orgulloso de ti.
Nadie podría haber cuidado a Mi
Hijo, como tú lo has hecho.
No Padre… te fallé,
Mi Señor esta golpeado, herido,
clavado.
A punto de morir, no pude
cuidarlo… te falle.
Pequeño Ángel Mío, la misión de
los ángeles guardianes, no consiste en salvar vidas, aunque muchas veces lo
hacen, para demostrarles a los hombres mi misericordia y dar gloria y
testimonio de mi poder. Pero su misión, su principal
objetivo, es salvar almas y ayudar a Mi Hijo, como tú lo hiciste, a cumplir su
misión, muriendo por los pecados de todos los hombres… De los buenos, y también de los
malos.
Tú al estar con Jesús,
contribuiste de manera importante en salvar el alma de TODOS los hombres… ¿Existe algún otro ángel que
pueda igualarte?
Señor, Padre Bueno, te aseguro
que no termino de comprenderlo, porque me duele mucho verlo así... Y entonces el río de lágrimas
que Cristofer había contenido, se derramo como un manantial de gotitas de
amor… No puedo, no quiero verlo así.
Y sollozando dijo: Pero Padre Bueno y Amoroso, creo en
ti… Y te creo.
Te obedezco sin cuestionarte,
pero solo dime Señor… ¿Qué debo hacer ahora?
Ve con Él, abrázalo en la cruz, bésalo en el momento de su
muerte, dale fuerzas al Dios Hombre, para ofrecerme ese último sacrificio, después entrégale su cuerpo a
María, y como regalo al Ángel que ha
cumplido su misión, a pesar de sí mismo: ¡Acompáñalo en el momento de su
triunfo!, Celebra con Él su Victoria,
sobre la muerte y el pecado. ¡Enciende las luces! ¡Perfuma todo de Incienso!, desata la música y canta junto con el universo,
un canto de Gloria a Jesús Resucitado… ¡Aleluya!
Y así sucedió… Cuando Jesucristo, Resucitó, lleno de poder y de
gloria, Cristofer estaba ahí, sentado junto a Él… Sonriendo
feliz, diciéndonos a todos y a cada
uno de nosotros, que debemos ser “los ángeles
terrenos” de nuestros próximos, que existe un hombre o una
mujer que nos está esperando, que necesita nuestro apoyo y
solidaridad, nuestros oídos para ser
escuchado, nuestro hombro para descansar, que ya es tiempo de que le
demos pan al hambriento, agua viva al sediento, compañía al que está solo, hospedaje al viajero…
Pero sobretodo, nuestro amor y
esfuerzo, para ayudarle a salvar su alma.
Conviértete esta Semana Santa
en “Otro cristo”, busca a tu prójimo llamado, esposo, esposa, hijo, hermano,
padre, madre, amigo,… Conocido, rival o enemigo:
Y podremos como Cristofer, empezar a ser parte del Triunfo de Cristo
Resucitado.
AUTOR: GUILLERMO
ALVARADO VEGA
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