domingo, 30 de abril de 2017

Morris: “Una Historia de Vida”




Desde que se vieron por primera vez, Miriam y Carlos supieron que sus caminos se cruzarían, para no separarse jamás. Después de un hermoso noviazgo, por fin llego el día de la boda, ella linda, fiel y enamorada cumple su promesa y va a entregar su amor. Él fuerte y enamorado, la espera ilusionado en el altar. Al poco tiempo supieron que Carlos Gerardo venía en camino y la ilusión de su primer hijo lleno de amor y de felicidad su hogar.
No mucho tiempo después Edgar, llego para confirmarles que a todos los hijos se leas ama por igual y que no importa el momento, ni el lugar que ocupen, la bendición de un hijo, es el más grande regalo de amor que Dios nos da. Hace treinta y dos años, con la familia firme y cimentada recibieron la noticia de que iban a ser padres por tercera vez, la felicidad era ahora compartida por los cuatro, lo que la hacía más plena y total.
Habían pasado apenas dos meses del embarazo, estamos ubicados en León Guanajuato en el año de 1982, cuando Miriam se empezó a sentir mal, todos pensaron que eran los síntomas normales del embarazo, pero por precaución programo una visita con su Doctor. El médico la reviso y Miriam noto cierta preocupación en su rostro. El solicito algunos análisis y cuando los tuvo en las manos los cito y les dio el diagnóstico: Señora, tiene usted Rubiola y eso es algo muy peligroso para usted y prácticamente fatal para su bebe. A la mayoría de las personas les dan algunos síntomas de la enfermedad, pero usted los presenta todos, la situación es grave. Yo como Medico tengo que sugerirle que aborte al bebe. Como hombre de Dios,  mi idea es diferente, pero como profesional de la medicina, debo indicarle que aborte al bebe, que seguramente de llegar a nacer, lo hará con muchos problemas, pero lo que más me preocupa Señora, es que su vida correría un serio peligro. Miriam soltó el llanto y se cubrió la cara con las manos, el Doctor apretó los puños y salió a recepción, ahí se encontraba Carlos, impaciente y preocupado. El medico se sentó a su lado y le repitió lo que le había explicado a Miriam. Carlos se puso serio, le pidió unos minutos, paseo nervioso por el lugar.
Miles de ideas llegaban a su mente. “Si pierdo a Miriam, dejaría huérfanos a mis dos pequeños hijos” “Si pierdo a Miriam, pierdo más de la mitad de mi vida, yo no puedo seguir viviendo sin ella”.
“Si él bebe nace, seguramente tendrá problemas y su vida no será como la de mis otros hijos”
“Pero ¿Por qué le negaría al bebe la oportunidad de vida, que tuvieron los dos primeros? “Tú lo sabes Bebe, aún no te conozco pero ya te amo” ¿Qué hago Señor Dios? ¿Qué hago?  
Un viento cálido soplo, y por un brevísimo instante la angustia desapareció. Carlos se sintió abrazado y una inyección de optimismo, lleno su cuerpo y su ser. Entro decidido a la oficina del doctor, abrazo a Miriam y viendo fijamente al médico le dijeron: No Doctor, no abortamos, este Bebe nacerá y nacerá bien. Miriam dijo con voz entrecortada, “Creemos en Dios y dejaremos todo en sus manos”, el Doctor suspiro, y dijo “Gracias”. Si ustedes hubieran decidido abortar yo los hubiera tenido que canalizar con algún otro colega. Fueron siete meses donde la Fe se puso a prueba, gente que se enteraba los criticaba, le decían irresponsable a Carlos. Otros más, los más amados siempre los apoyaron.
Llego el día del parto… El Médico con lágrimas en los ojos, puso al bebe en los brazos de Miriam y le dijo: “Aquí  está nuestro milagro”…
Él Bebe está perfectamente sano y usted… También está muy bien.”
Actualmente Mauricio, -“Morris” para los amigos- está a punto de casarse con Mayra,  una niña linda con un hermoso corazón, “coincidencia” total de Morris.
Es un joven profesionista, que trabaja con Carlos, su papa, que adora y valora a su mamá, que lleva una excelente relación con sus hermanos y con sus amigos.
Mauricio dedica su “tiempo libre” al apostolado de formar grupos juveniles y actualmente coordina a un grupo de casi cincuenta profesionistas jóvenes,  que se reúnen para ayudar y dar testimonio del Amor del Señor Jesús. ¡Gloria a Dios!


Autor: Guillermo Alvarado Vega

"Una Historia... Como cualquier Otra"




Era una noche de junio del año de 1953, el inmenso amor de José y Lucía se unió al sublime Amor de Dios y una nueva vida fue creada. ¡Y Dios vio que era bueno!

Papa Dios, amo al bebe desde que fue solamente una idea en su mente, Jesús, clavo sus pecados en la cruz, pagando por ellos y El Espíritu de Amor, lo empapó con sus dones.

Nueve meses después, una fría madrugada del mes de marzo, en uno de esos clásicos días Xalapeños, con niebla y lluvia, se oyó el fuerte llanto del niño.
Seguramente el llanto era de felicidad, pues nacía al calor de una familia increíble, con Papa, Mama, seis hermanos, una de ellas, convertida en una bella angelita que desde el cielo nos cuida. Y como regalo adicional, había una abuelita linda, bella y feliz, que al paso del tiempo se convertiría, en el ángel guardián del niño recién nacido.
Otros regalos, eran los primos y amigos que siempre vivían con nosotros, alegrando la vida y haciendo más fuerte, está comunidad de amor.
La infancia no pudo ser más feliz, siendo el más pequeño, era el más consentido y además de su Súper Mamá, tenía 4 mamás chiquitas y un hermano mayor que entre dureza y cariño, se convertía en su ídolo. Pero cuando Memo tenía trece años, una nube negra envolvió su mundo. Papa, su héroe, su ídolo, su Superman, salió como todas las tardes a vender sus autos, llegó al Templo de San José, y de repente cayó al piso. Una fuerte embolia, cerró los vasos sanguíneos de su cerebro y le cortó el habla y el movimiento de toda la parte derecha de su cuerpo. Memo jugaba en casa, cuando sonó el teléfono, una señora amiga se había enterado del incidente y hablaba para pedir informes. Fue cuando Memo se dio cuenta de que estaba solo en la casa y que algo malo había pasado. Cerca de las diez de la noche, su Mamá y su hermana Cristina vinieron por él y lo llevaron al hospital. Ahí estaba Papa, acostado en una cama, él que era tan fuerte, tan grande, tan invencible, estaba ahí, triste, indefenso y sin poder hablar. Solamente pudo acariciar la mejilla de Memo con su mano izquierda.


Sin que lo sospechara, el mundo de Memo cambió, Papa, el que nos cuidaba a todos, pasó a ser el centro de nuestro cuidado, junto con la enfermedad, poco a poco llegaron los problemas económicos, la separación de la familia, unos se fueron a vivir a México con Papa y otros, nos quedamos en Xalapa terminando los estudios…
Y Dios vio que era bueno.
¿Y cómo puede ser esto bueno? Si Memo pensó en esos momentos, que Dios ya no los quería.
Es cierto que hubo momentos muy difíciles, familiarmente, económicamente y sobretodo, la preocupación continua, por la salud de Papa.
Pero pasados los años Memo pudo ver que es cierto: ¡Que Dios siempre saca cosas buenas de lo malo! Y lo bueno llego con tres cuñados y una cuñada, que se unieron a la familia, Rodolfo, Maru, Alberto y Armando, llegaron para reforzar la comunidad de amor. Y hoy son tan amados como los propios hermanos. Mamá que era la luna discretamente escondida detrás del sol, tuvo que salir a escena, para iluminarnos a todos y fue ahí donde nos dimos cuenta, de que nunca la habíamos apreciado en su gran valor. La solidaridad y el apoyo se hicieron de roca.


Mamá es, una esposa excelente y una madre incomparable, para nosotros, para mis cuñados, para mis primos, para los yernos y las nueras, y hasta para los amigos de todos nosotros.
Quiero aclarar, que siempre hablare en presente, aún de aquellos que se han ido al cielo, porque creo firmemente, que lo mejor de ellos, su amor, todavía lo tenemos, por lo que no se han ido del todo y solo se adelantaron, un poco en el tiempo.

Por todo esto reconozco, que Dios me siguió abrazando aún es esos momentos difíciles.
Otra experiencia muy triste, fue el 15 de octubre de 1969, cuando terminada la secundaria me subí a un auto y tomando las curvas de la sierra de Perote, deje atrás la ciudad donde había nacido, deje a mis amigos, mi futbol, mis fiestas, el terraza jardín, todo mi mundo y cambie de una escuela de trescientos alumnos, donde todos nos conocíamos, a un enorme edificio de  dos mil cuatrocientos alumnos, donde muchos se conocían y yo era el extraño. Fue una etapa difícil, porque aunque lo duden, los que ahora me conocen, yo era tímido e introvertido y me costó mucho tiempo y mucho trabajo, hacer amigos, y volver a ir a fiestas, volver a relacionarme, y llevar una vida de joven.
Estaba en ese proceso de adaptación, cuando una segunda embolia, le quito a Papa todos los avances obtenidos y lo volvió a incapacitar y a tirar en una cama.
Papi ya no quiso volver a intentarlo y en Diciembre de 1971, se fue volando al cielo para jugar domino con Papa Dios, El Señor Jesús y creo que el cuarto, lo hace San Pedro. 
La vida continúo, arropados en los brazos de Jesús, aunque como todos, a veces,  no nos damos cuenta, de esta Bendición. Después fueron llegando los sobrinos y la comunidad de amor, en torno a Mama, fue fortaleciéndose. Es cierto que hubo problemas y situaciones difíciles, que muchos de nosotros, principalmente yo, fallamos ante lo que Dios quiere de nosotros y tenemos muchos errores chiquitos y dos que tres grandes, pero aun así, la presencia de Dios en mi vida y en la familia, era más que evidente.
Fue en esta época cuando un arcoíris apareció en mi horizonte, una preciosa niña chiapaneca decidió que yo era digno, de que ella se enamorara de mí y un manantial de bendiciones colmo mi vida, y nuevamente me sentí, pleno, feliz y amado por Dios.
Después de tres peticiones de mano, por fin mi suegro acepto darme su mano, y nos casamos. Siguieron llegando más sobrinos y luego tres hermosos hijos, orgullo y presunción mía, hasta completar veinte nietos, para Mama. 
Vivimos en México, luego en Tapachula, después en Hermosillo, regresamos a México, y nuevamente se confabularon Jesús y María para hacernos llegar a vivir a León, donde la vida nos ha sonreído, y nos ha regalado, cinco hermosos nietos, dos yernos y una nuera, o mejor dicho tres hijos más, una suegra que parece Mama, dieciocho amigos que se convirtieron en hermanos, un hogar, un buen trabajo, que me gusta y me apasiona, varios, que a pesar de los pleitos diarios, son un apoyo solidario y constante.
Un apostolado que nos une y apasiona, la amistad de 14 sacerdotes y 3 Obispos, salud, gente que me ama, sin yo merecerlo… y ¡Dios vio que era bueno!
Extraño el contacto diario de mi abuela, de mis papas, de cuatro hermanos, de un cuñado, de dos nietos, que se fueron al cielo, antes de llegar, de un primo que fue mi hermano, de mi suegro, de abuelita Queta, y de dos sobrinos, que todavía duelen mucho. También volaron, dos amigos sacerdotes, que son tan buenos, que El Señor quiso que llegaran, más pronto con Él.
Continúo cometiendo tonterías, me falta mucho para ser el Memo que Jesús y yo queremos, el trabajo está difícil, pero es tanto lo que tengo, que no puedo negar, que Dios me ama, aunque no lo merezca, porque Él sabe que es cuando más lo necesito, por eso afirmo;

“Que Memo cree en Cristo y desde luego… También le cree”



Autor: Guillermo Alvarado Vega

Rino


Amanecía en las colinas de Trento, al Norte de Italia.
En una pequeña casa, al final del callejón se escuchó un fuerte llanto de bebe.
Eran las cinco de la mañana, siempre tan madrugador, y Rino el segundo hijo de la Familia Merci, había llegado al mundo con grandes planes para él. 
Corría el año de 1938, su país entraba en Guerra, aliado de Japón y Alemania, serán derrotados siete años después, por las grandes potencias occidentales.
Fueron años muy difíciles para los italianos y para la familia Merci, pues tenían una vocación de paz y de ayuda a sus semejantes, por lo que el trabajo y el peligro se multiplico para ellos.
Rino tenía trece años cuando Jesús lo llamo, de una manera tierna y dulce… El Señor lo tomó en sus dulces y amorosas manos y le dijo: Rino ¡Te necesito!           
Y así el joven italiano entró al Seminario de los Pavonianos, una orden religiosa dedicada al apoyo de los niños y jóvenes más desprotegidos.
Ludovico Pavoni, su fundador, renuncia a “los beneficios” de la carrera eclesiástica” y establece en 1814, El Oratorio de San Luis Gonzaga, que fue creado para evangelizar a los niños y jóvenes, pero posteriormente se da cuenta de que no es suficiente y crea en 1821 El Instituto San Bernabé, una “Escuela de oficios”, donde los muchachos aprenden una forma de conocer a Dios y ganarse la vida.

En 1847 para garantizar la continuidad de la obra, Pavoni funda La Congregación de Los Hijos de María Inmaculada, que agrupa a sacerdotes, religiosos y laicos, dedicados al cuidado de los jóvenes.
En esta Orden es donde posteriormente ingresa Rino Merci.
Después de varios años de sacerdocio, Rino es llamado por su superior, quien le indica que viaja a México, para fundar dos albergues para jóvenes. 
La familia del Padre Rino, no tenía una idea clara de donde estaba México, solo sabían que era lejano y que serían pocas las veces que podrían abrazar y estrechar al Padre Rino.
En el año de 1999, El Padre Rino Merci llega a Atotonilco El Alto Jalisco, y después de entrevistarse con El Obispo, se asienta en una Parroquia y funda su albergue. 
Ahí recibe un promedio de 30 a 35 niños por año, son niños a los cuales la pobreza de sus padres les impide, tenerlos, alimentarlos y educarlos, por lo que de lunes a viernes se los llevan al Padre Rino, y el sábado los recogen y se los llevan a sus casas el fin de semana. 
Existen otros pocos que no tienen a nadie en el mundo, y que están permanentemente con El Padre Rino. Actualmente son veintinueve, los niños y jóvenes que cuida, alimenta, educa y evangeliza El Padre y la verdad no es fácil, porque él es el responsable de allegarse los recursos materiales para mantenerlos, los recursos pedagógicos para educarlos, de buscar gente buena y dispuesta que le ayude en la Evangelización, pero quizá lo más difícil, lo que más trabajo le cuesta al Padre, es  encontrar la forma de decirle a esos niños, golpeados, abandonados, en extrema pobreza, abusados, olvidados, desechados por la sociedad…


¡Que Dios los Ama… y que eso es cierto!

Pero si el mundo se les volvió en contra, si nosotros los hemos olvidado, El Padre Rino con su firme dulzura, con el amor a Dios, que transpira por los poros, y ese cuidado paternal que les brinda, logra convencer a la mayoría, que Dios los ama, y que, aunque en la vida les toco el camino más difícil, Dios los ama y tiene planes maravillosos para cada uno de ellos.
El Padre Rino se levanta a las cinco de la madrugada cada día para prepararles el desayuno y hacerles un lunch que se llevan a la escuela, va a dejar a los más pequeños y los grandes le ayudan con los medianos. Comen juntos, y en la tarde les da la catequesis, por las noches les da la cena y los arropa a cada uno.

Quien tenga dos o tres hijos sabe, que los niños en la noche se enferman, que se la pasan peleando todo el día, que unos estudian y otros no, que unos se ponen tristes y otros están exageradamente inquietos… ¡Imagínense con veintinueve!
Afortunadamente El Padre cuenta con una Doctora disponible las veinticuatro horas, con varias personas, (te quiero Maestra eres mi heroína), que lo apoyan y así delicadamente como es Él, Jesús va tejiendo una red de solidaridad para ayudar a los chiquillos y también, aunque a veces no se dan cuenta, a los solidarios.
En este tipo de apostolados lo más difícil es conservar el aliento, el optimismo, porque después de una semana de avances, donde los chiquitos se van bien a sus casas, regresan el lunes, otra vez mal, pues vuelven a su medio, que muchas veces, está lleno de drogas, violencia, indiferencia, familias disfuncionales, abusos, ¿qué se yo?

Y nuevamente hay que volver a empezar a abrigar cuerpos y reparar corazones, pero el Padre Rino es el Superman del Aliento, del optimismo, de la alegría, del esfuerzo diario, y de la valentía.
Si, alguna vez, El Padre Rino, se ha desalentado… Solo Jesús y él lo saben.
Milton, Cesar, Nachito, Carlitos y Juanpis, son 5 niños sin familia, El Padre los tiene todo el tiempo, aunque en vacaciones, busca que familia generosa se los lleve.
El Padre Rino comenta que sus 5 chiquillos, SI tienen familia, claro que la tienen…

Jesús, José y María, siempre están con ellos. ¿Alguien tiene una mejor?


REFLEXIÓN
Los Pavonianos tienen otro albergue de niños, en Lagos de Moreno, La Madre Manuela hace una labor similar en la Martinica, y también está La ciudad del Niño Don Bosco, aquí en León,…

A tu lado, muy cerca de ti y de mí, existen seres hermosos a los que la vida ha golpeado, abro mis ojos, abre tus ojos y ve hacia ellos, ayúdalos a entender que es cierto:
¡Que Dios los Ama!


Autor: Guillermo Alvarado Vega

Gerardo


Nos preparábamos para festejar el 15 de septiembre, habíamos quedado de celebrarlo con una comida en casa de Los Rodríguez, por lo que decidimos ir a Misa en Jardines del Campestre y de ahí llegar con los amigos.
Al momento de levantarnos a comulgar todos los del equipo de Promatrimonio vimos a un niño valiente, un pequeño de unos doce años al que la vida le pidió un esfuerzo extra. Gerardo, que después supimos, que así se llama este Campeón, tiene una enfermedad, que no le permite caminar ni mover su cuerpo naturalmente, pero a pesar de ello y con toda dignidad, caminaba con sus muletas para recibir El Cuerpo de Cristo.
Su Papa caminaba atrás de él, pero no lo sobreprotegía, simplemente le permitía hacer su mejor esfuerzo para lograr dar un paso y luego otro. Y así lo que para ti y para mí es cotidiano, para Gerardo es un gran esfuerzo y una meta cumplida.
En la comida todos platicamos de él, a todos nos impactó su fuerza, su coraje y su dignidad y la manera como sus papás y sus dos hermanitas se interrelacionan con él, con respeto, con amor, con mucho cuidado pero sin sobreprotección.
El domingo pasado regresamos al templo de Jardines y estábamos oyendo la Homilía cuando de repente, Gerardo se levantó para irse a confesar y ¡pum!, un mazazo sobre mi cabeza… ¡Un angelito sin pecados se levanta a confesar! …
Y yo decidiendo cuando es el momento oportuno, valorando el tamaño de mis pecados, para juzgar cuando “le hago el favor a Jesús, de acercarme a la reconciliación”.

¿Qué pecados puede tener Gerardo?...
Ah tarde en entenderlo, pero luego al ver su mirada y la sonrisa de este niño guapo lo entendí:
Gerardo no va a pedir que le perdonen sus pecados…
Gerardo va a ver a su amigo Jesús.

Tal vez platicando con él, le pida por sus papitos y por sus hermanas, pero tal vez también le pida por los que vamos a Misa con él, o tal vez también, Dios así lo quiera, le pida por tipos tan soberbios como yo, que creemos no necesitar del sacramento de la Reconciliación.

Gracias Gerardo, porque como dice Fanny mi esposa, verte es inundarme de amor, gracias porque verte es querer dejar esta vida light y por fin volverme “Hombre”, y luchar con valentía mis propias batallas, como tú a cada instante, luchas por las tuyas.
No cualquier familia puede merecer un niño como tú, pero al verlos cada domingo a los cinco, compruebo que Dios te escogió una familia linda y valiente, capaz de ser digna de un niño, un niño tan extraordinario como tú.

Gracias Gerardo, por permitirme contemplar el Rostro de Jesús en tu sonrisa.
Gracias Gerardo, me siento honrado de compartir el mundo… Y el Amor de Dios contigo



Autor: Guillermo Alvarado Vega

jueves, 13 de abril de 2017

VIA CRUCIS



VIACRUCIS DE LA FAMILIA ALVARADO




ORACION PREPARATORIA


Jesús, yo estaba ahí hace dos mil años…
Fui yo quien te llevó con Anás y  Caifás… Con Herodes y con Pilatos…
Te llevé a los azotes, a la corona de espinas, a la cruz y… A la muerte.

Fui yo Jesús, fueron mis pecados de ayer, de hoy, y de siempre…
Yo, te preparé este desfile de sangre y de muerte:  
¡Este Vía Crucis!
Yo, he pisado este camino detrás de ti, gritando y riendo, pecando y humillando…
Yo, he pisado la sangre que Tú dejabas, yo, he pisado tu sudor, y los trocitos de tu piel…
Yo, he pisado, el cabello que arrancó la tierra en tus caídas.

Me pesa, Jesús, me pesa… Me arrepiento y te pido perdón.

Por eso hoy, quiero recorrer nuevamente este camino…
Pero ya no como tu asesino…
Si tú me dejas Jesús… Si Tú me ayudas, quiero recorrerlo contigo;
Pero esta vez, como tu amigo, como tu amiga, como tu compañero en La Cruz.

Quiero recorrerlo, sabiendo que tu pasión y muerte… ¡Fueron solo por mí!

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PRIMERA ESTACION

JESÚS ES CONDENADO A MUERTE




Te adoramos Cristo y Te Bendecimos. Que por tu Santa Cruz, redimiste al mundo y a mi pecador.

Tenía que suceder así, habías dicho muchas cosas, que no nos gustaban a los hombres, 
hablabas de Amor y de Perdón… De lanzar la primera piedra…
¡Nos habías llamado raza de víboras!...
No pensabas que ibas a escaparte de nuestras manos…
Llamaste bienaventurados a los pobres…
Dijiste que era difícil que los ricos entraran en el Reino de Los Cielos…
Dijiste que teníamos que amar a nuestros enemigos…

Decías y hacías muchas cosas que no agradaban a los poderosos…
Eras amigo de los pobres, de los perdedores y de los mediocres.
Nunca hiciste una “transa, nunca usaste una influencia, o abusaste de tu poder…
Nunca adulaste a nadie, protegías a los niños, enfermos y discriminados.
Tenía que suceder así, el mundo tenía que condenarte…
Te condenaron entonces y te condenaríamos ahora…
Te estamos condenando todos los días…

Porque no queremos ni tus mandamientos, ni tu sacrificio y mucho menos… 
Esa forma de ser; Esa forma de Amar, y perdonar.
Tenía que suceder así… ¡Condenado a muerte!... -¡Tú te lo buscaste Jesús!-
Y yo sé, que si me atrevo a seguir tus pasos… ¡También seré condenado!
Me apuntarán con el dedo, se reirán de mí, me llamarán hipócrita…
Me dirán incongruente que manejo, “una doble moral”…

Sin embargo Jesús, yo sé,que tú tienes la verdad.
Que tú forma de vivir… ¡Debe ser, mi forma de vivir!
¡Ayúdame Señor… Dame las fuerzas necesarias para seguir contigo
Aunque me digan loco, aunque me critiquen…
¡Condenado!, pero contigo…
Porque yo sé mi amado Señor… ¡Que Tú tienes la razón!
  

Pequé Señor… Ten Misericordia de mí… Pecamos Señor y nos pesa…
Ten Misericordia de Nosotros.
Padre Nuestro                                  Ave María                                          Gloria

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SEGUNDA ESTACION

JESÚS ES CARGADO CON LA CRUZ



Te adoramos Cristo y Te Bendecimos. Que por tu Santa Cruz, redimiste al mundo y a mi pecador.

¡No Jesús…Tú no!                   
Esa cruz es mía, no insistas en cargarla Tú…
Por favor, te digo que esa cruz está hecha con mis pecados…
¡Soy yo, el que debe cargar con ella!
Pero está bien señor, es inútil luchar contigo…
Tú eres Dios, Tú, siempre sabes cómo llevar la cruz
Solo tú puedes llevarla Jesús…
No podríamos con ella, ni siquiera los brazos de toda la humanidad junta.

¡Es la Cruz de la Redención, nadie puede con ella!

Ni siquiera podría llevarla Tu Madre… La única que pudo llevarte a Ti.
Llévala Jesús, te lo pedimos todos los hombres y las mujeres del mundo.
Tú sabes muy bien cómo agarrarla, Tú fuiste carpintero desde niño,
Tú sabes cómo se agarra un madero y también como se carga sobre los hombros.
Lo hiciste mucha veces en Nazaret, te has preparado toda la vida para eso…

¿Por qué quieres llevar mi cruz?… ¿Por qué quieres llevar las cruces de cada uno?
¿Por Amor?... ¡Porque me has amado desde el principio!
Pero, ¡yo no te correspondo igual!...
Te amo pero soy débil, inconstante, egoísta, soberbio...

¿Que tú tampoco me condenas? ¿Qué me vaya en paz, y no peque más?
Está bien Señor… Toma mi cruz… ¡Abrázala Cristo, abrázala y anda!
Pero permíteme que vaya contigo y que aprenda cómo se carga…
Cómo se lleva una cruz…
¡Necesito saber cómo cargar mi cruz!...
Pero sé que… ¡Solo es posible si tú me ayudas!


Pequé Señor… Ten Misericordia de mí… Pecamos Señor y nos pesa…
Ten Misericordia de Nosotros.
Padre Nuestro                                 Ave María                                          Gloria

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TERCERA ESTACION

JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ


Te adoramos Cristo y Te Bendecimos. Que por tu Santa Cruz, redimiste al mundo y a mi pecador.

¡Lo más sublime de esta estación es ver como se levanta Cristo!

Sus músculos, sus nervios se tensan por un enorme esfuerzo de voluntad…
Se afianza sobre sus pies, los separa para tomar fuerza, se inclina con decisión y sus manos 
agarran resueltamente la cruz que está en el suelo.

Voluntad para cargar con la cruz… Su Cruz y tu cruz.
Decisión para llevarla una y otra vez… Y, todas las veces que hagan falta.
Sus brazos se esfuerzan y la cruz se vuelve a elevar….
Desde la tierra y hasta el cielo…Levantada por Dios, para el perdón de tus pecados.

Jesús ha caído para que tú sepas cómo debe levantarse uno y como volver a cargar la cruz nuestra de cada día.
¡Se puede!, pero hay que hacerlo con la valentía y la firmeza de Cristo…
Solo no se puede… Solo es posible, junto con Cristo.

Dios se olvida de  que has caído…
A Dios lo que le importa, es saber, que eres valiente…
Que te levantas tomas tu cruz y avanzas.
Quedarte tendido en el barro es de cobardes…
Levantarse, cargar con tu cruz y seguir adelante es la actitud de Cristo…
Y debe de ser también la mía… y la tuya… Y la de todos los cristianos.

Pequé Señor… Ten Misericordia de mí… Pecamos Señor y nos pesa…
Ten Misericordia de Nosotros.
Padre Nuestro                                 Ave María                                          Gloria

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CUARTA ESTACION


JESÚS ENCUENTRA A MARÍA


Te adoramos Cristo y Te Bendecimos. Que por tu Santa Cruz, redimiste al mundo y a mi pecador.

¡No puedes llevarla tú por El, Madre!...No puedes. Tiene que llevarla Él.
No puedes tú morir por Él, Madre…No puedes. Tiene que morir Él.

Ten cuidado María, estos bárbaros van a notar enseguida que eres la Madre del condenado. ¡No ves que se parece muchísimo a ti!
Tiene tus mismos ojos, tú mismo gesto, es tan igual a ti
Y Tú, eres el ser humano más parecido a Él… Sobre todo en El alma.
Y es que genéticamente no tuvo por Padre a ningún hombre…
Se tiene que parecer a ti y solo a ti.
Basta verlos juntos un momento, para saber que son madre e hijo, ¡Son tan iguales!

Él lleva la cruz… y tú también.
Él la abraza ahora y tú vas a abrazarla en cuanto Él la deje.
Él nos ama hasta la muerte… Y Tú también.
Él ha querido ser nuestro hermano y tú has querido ser nuestra madre.
¡Son tan iguales que me dan envidia!

¿Crees Madre, que algún día yo podre ser?… ¡Tan parecida a Él, como Tú!


Pequé Señor… Ten Misericordia de mí… Pecamos Señor y nos pesa…
Ten Misericordia de Nosotros.
Padre Nuestro                                 Ave María                                          Gloria

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QUINTA ESTACION


SIMÓN DE CIRENE AYUDA A JESUS A CARGAR LA CRUZ

 Te adoramos Cristo y Te Bendecimos. Que por tu Santa Cruz, redimiste al mundo y a mi pecador.

No quería, claro que no. Era como nosotros, nadie quiere llevar la cruz.
A Simón de Cirene lo obligaron a llevarla, y a nosotros también.
La cruz es algo inevitable, es algo que encontramos en cualquier momento de nuestra vida.
Simón agarró el madero con repugnancia, sin embargo, poco a poco, sin saber por qué, su mano comenzó a acariciarla, empezó a apretar con amor aquel madero.
Ese madero tenía algo.
Hubo un momento, en que al querer agarrar la cruz, la mano de Jesús, tomó también la mano del cirineo, y levanto a la vez, el brazo de éste y la cruz.
Simón comprendió en un instante lo que a nosotros nos cuesta tanto comprender:
¡Que es Cristo, quien lleva su cruz, y la nuestra!

¿Por qué quisiste tener necesidad de Simón?
Has querido, tener necesidad de los hombres, hasta para llevar la cruz, para hacernos redentores contigo, para decirnos, que nuestras cruces son redentoras, que son una prolongación de tu misma cruz, para decirnos que los hombres debemos ayudarnos los unos a los otros a vivir… ¡Y a llevar nuestras cruces!

En el camino de la vida, a mi lado, pasan muchos hombres y mujeres, que no tienen la fuerza suficiente para llevar su cruz,
Tú los has puesto ahí, para que yo les eche una mano… pero yo los evito
Paso a su lado disimuladamente, egoístamente, sin darme cuenta de que eres…Tú mismo el que pasas junto a mí con la cruz a cuestas…
Que eres Tú, Él que sigue andando con nuestras cruces, por todas las calles del mundo.
Dame fuerza Señor, hazme valiente, para que pueda ayudar, con las cruces de los que amo.

Pequé Señor… Ten Misericordia de mí… Pecamos Señor y nos pesa…
Ten Misericordia de Nosotros.
Padre Nuestro                                 Ave María                                          Gloria

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SEXTA ESTACIÓN

LA VERÓNICA LIMPIA EL ROSTRO DE JESÚS


Te adoramos Cristo y Te Bendecimos. Que por tu Santa Cruz, redimiste al mundo y a mi pecador.

Fue una mujer la que se atrevió… Una mujer valiente que se enfrentó a esos bárbaros.
Estaban ahí muchos hombres, muchos amigos y familiares de Jesús, sus apóstoles, hombres que escuchaban sus parábolas, hombres a los que había curado…
¡Pero ninguno se atrevió!... ¿Igual que yo? ¿Igual que tú?
Nosotros, muchas veces preferimos hacernos a un lado, escondernos, negar a Cristo,  quizá por miedo o por prudencia, por flojera o por lo que llamamos elegantemente “respeto humano”.
Porque tal vez no está de moda hablar  de Dios, porque la sociedad se burla de los que dan testimonio de honestidad, del esfuerzo cotidiano, de los que se preocupan y ayudan a sus hermanos más pequeños, de los que no transan, de los que cumplen con su deber, de los que no roban, de los que no engañan, y hasta de los que van a misa.
Nos avergüenza que nos vean en la iglesia, que se den cuenta que nos confesamos y comulgamos, somos muy buenos para decir: “Yo no hablo ni de política ni de religión”, porque no me gusta discutir.
Solo volteamos a Cristo cuando los problemas de la vida nos acorralan, cuando una enfermedad toca a nuestra familia, o cuando la muerte, nos arrebata a un ser querido.

Que pasen delante de nosotros, hacia la cruz, los “mochos”, los persignados, los ilusos y desde luego… Cristo.
Nosotros vamos detrás, en la retaguardia, junto con los asesinos, los soberbios, los mentirosos, los secuestradores, los violadores, los egoístas y los narcotraficantes:
¡Que sean otros, los que estén más cerca de la Cruz de Cristo!
Yo, cómodamente, egoístamente, de una manera cortés y elegante, dejo a los demás caminar con Cristo.
Ya te buscare Señor, cuando la vida me apriete y entonces, hasta te reclamaré, el hecho de que “me hayas dejado solo”.
Perdóname Señor Jesús, ya no quiero ser así, en verdad quiero andar el camino contigo, quiero limpiar tu rostro… En el rostro de mis hermanos, quiero darte de comer y beber, junto con ellos, quiero alojarte y darte morada en mi corazón… En cada uno de ellos. ¿Puedo Señor?


Pequé Señor… Ten Misericordia de mí… Pecamos Señor y nos pesa…
Ten Misericordia de Nosotros.
Padre Nuestro                                 Ave María                                          Gloria

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SÉPTIMA ESTACION


JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ

Te adoramos Cristo y Te Bendecimos. Que por tu Santa Cruz, redimiste al mundo y a mi pecador.

Fue una zancadilla Cristo… lo sabes muy bien y lo sé yo.
Fue una zancadilla que te dimos alevosamente, y por detrás…
Algunos de los que aparentábamos ir muy compungidos detrás de Ti.
Tal vez fue una zancadilla disimulada de alguna de las llorosas hijas de Jerusalén, que van a salir a tu encuentro en la siguiente estación, todas deshechas en llanto.

¿Sabes que Señor? No, no fueron ellos…
Fui yo, fueron mis pecados, esa doble moral que manejo con tanta facilidad, ese llorar por ti y luego meterte la zancadilla.
Manejo tan bien la hipocresía de pecar y seguir apareciendo angelical y devoto, que entre tanta multitud de buenos y malos que te siguen, Cristo;
¡Es muy fácil ponerte una zancadilla sin que nadie lo note, de la manera más alevosa e hipócrita!

Y Cristo caes derrumbado, por la zancadilla disimulada de los pecados de: “Los buenos”.
De los que hacemos la nuestra y luego seguimos aparentando rectitud…
De los que le echamos la culpa a “los malos”…
De los sacerdotes…
De los gobernantes…,
De los que “nosotros” juzgamos malos…
De los que piensan diferente a nosotros…
¡La culpa será siempre de los demás!

Cristo caes al suelo por mis pecados, y esta caída te duele más…
Te duele más, porque fue una zancadilla mía… Traicionera, Hipócrita  y artera.
Perdóname Cristo… Perdóname.


Pequé Señor… Ten Misericordia de mí… Pecamos Señor y nos pesa…
Ten Misericordia de Nosotros.
Padre Nuestro                            Ave María                                   Gloria

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OCTAVA ESTACION


JESÚS LES HABLA A LAS HIJAS DE ISRAEL


Te adoramos Cristo y Te Bendecimos. Que por tu Santa Cruz, redimiste al mundo y a mi pecador.

Ellas son buenas Cristo, lloran porque tienen compasión de Ti.
Y lloran, por lo que te han hecho a Ti… ¡Los otros desde luego!
Nos resulta muy fácil llorar por lo mal que hacen las cosas los demás;
Por lo mal que está el mundo, los medios de comunicación, la economía, la política, 
las costumbres, la iglesia, los sacerdotes, la moral, los gobernantes…
¡Qué bien lloramos Cristo!, los pecados de los demás.
¡Qué destreza la nuestra, de llorones profesionales!

Todo está mal Cristo, todos te ofenden, lo sentimos mucho, lo deploramos todo…
¡Todo menos nuestros propios pecados!... Eso ya es otra cosa.
Por mi tribunal supremo pasa todo el mundo; todos, menos yo mismo.

Y responde Cristo: ¡Lloren por ustedes, hombres del siglo veintiuno!...
¡Limpien su propia casa!... ¡Ustedes sepulcros blanqueados!,
¡Lancen la primera piedra aquellos que estén libres de culpa!,
¡No miren la paja en el ojo ajeno, miren la viga en el propio!

Cristo, la verdad, nunca lo había reconocido, yo veo y critico muy bien los pecados de los demás, me molesta que no actúen como yo creo que deben actuar.
Me da coraje, lo mucho que te ofenden los demás… Pero, ¿y yo?

Señor dame humildad, pon sinceridad y luz en mí…
Para que pueda reconocer que yo soy un gran pecador…
Que fui yo, quien te crucifique y que te sigo crucificando… cada día. 


Pequé Señor… Ten Misericordia de mí… Pecamos Señor y nos pesa…
Ten Misericordia de Nosotros.
Padre Nuestro                                 Ave María                                          Gloria

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NOVENA ESTACION

JESÚS CAE POR TERCERA VEZ


Te adoramos Cristo y Te Bendecimos. Que por tu Santa Cruz, redimiste al mundo y a mi pecador.

¿Se ha muerto?... No Cristo, no te puedes morir ahí…
Tienes que morir arriba clavado en la cruz.
Tienes que hacer la redención, sufriendo más… ¡mucho más!
Así es, esta es la razón por la que Cristo no se dejará morir ahí.
Y fue un esfuerzo sobrehumano de voluntad; Voluntad de seguir viviendo,
Para sufrir más, mucho más… por ti y por mí.
Pero si te hubieras dejado morir ahí, en la tercera caída, todavía hubiera sido una muerte gloriosa; todos los hombres te hubiéramos agradecido por haber sufrido por nosotros, y ya bastaba Cristo, para que hubieras tenido fama y honor inmenso, y así te hubieras evitado… El morir clavado en La Cruz.

¿Sabes?, los mejores de entre nosotros hacen eso:
Luchamos y nos sacrificamos por algún tiempo…
Pero llega un día que renunciamos, ya hicimos bastante…
Ya nos sacrificamos, ya perdonamos, pero… ¡Ya basta!.
No vamos a permitir que nos sigan pisoteando nuestra dignidad…
¡Ya está bien!, ¡Ya estamos hartos!
Y yo soy, todavía mucho menos que ellos, me quedo tirado en el suelo, después de la primera o segunda caída, soy light, apático, flojo, estoy cansado, soy igual a los indiferentes de todos los tiempos. Soy tibio.
Me quedo tumbado en el barro de mis pecados, en el barro de mi pesimismo, o de mi desaliento.

¡Levántate Cristo!
Levántate para que sepa que contigo puedo levantarme, junto con los pecadores de siempre, con los desesperados, con los flojos, con los eternos pesimistas, con los cansados y desalentados.
¡Que sepa que puedo llegar al fin! Si, si, ¡que si puedo!
 Que contigo Cristo… ¡Que contigo todos podemos!

Pequé Señor… Ten Misericordia de mí… Pecamos Señor y nos pesa…
Ten Misericordia de Nosotros.
Padre Nuestro                                 Ave María                                          Gloria

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DÉCIMA ESTACION

JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS

 

Te adoramos Cristo y Te Bendecimos. Que por tu Santa Cruz, redimiste al mundo y a mi pecador.

Tú dijiste Jesús: Bienaventurados los pobres.
Y ahora, al borde de la muerte, Tú vas a cumplirlo al pie de la letra.
Te dejamos sin nada, los que siempre queremos tener más…
Te robamos lo poco que te quedaba…
Lo venimos haciendo siempre, y lo seguimos haciendo ahora.
Son nuestras manos expertas, las manos veloces de siempre…
Te arrancamos sin compasión todo lo que llevas encima…
Aunque con ello te arranquemos pedazos de tu piel.

Tú lo sabes Jesús, no es nada personal, son simplemente negocios.
Un negocio en el que luego nos repartiremos las ganancias… 
Un "negocio" de todos aquellos a los que critico y señalo… Pero, que al final de cuentas, 
yo resulto ser igual o peor que ellos.

Tú sin nada Cristo, es como vas a ser redentor, 
Con la pura verdad de Tú Palabra, de Tú cuerpo y de Tú sangre.
Sin poses, sin falsas apariencias, sin engaños, sin obligar a nadie...
Sin argumentos, solo con La Verdad de Tú amor.

Somos nosotros los que llevamos muchas cosas superfluas encima…
Mucha ropa de farsa, vestidos de mentiras, máscaras de falsedad…
Estamos cubiertos de apariencias y así… 
Definitivamente, no podemos subir a la cruz.

Cristo ayúdame a despojarme del consumismo, de la apariencia, del camino fácil, del hedonismo, del lucimiento personal y de la soberbia de la vida.
Arráncame lo que tengo más pegado a la carne…

¡Cristo arráncame el disfraz! 

Pequé Señor… Ten Misericordia de mí… Pecamos Señor y nos pesa…
Ten Misericordia de Nosotros.
Padre Nuestro                                 Ave María                                          Gloria

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DÉCIMA PRIMERA ESTACION

JESÚS ES CLAVADO EN LA CRUZ


Te adoramos Cristo y Te Bendecimos. Que por tu Santa Cruz, redimiste al mundo y a mi pecador.

Tus manos abiertas Cristo, más abiertas que nunca para perdonar…
Tus pies quietos Cristo, mas quietos que nunca…
Para que podamos encontrarte siempre… alcanzarte siempre.
Tu Cuerpo Cristo… se ajusta tan maravillosamente a la cruz.
Hecho por Dios en forma de cruz… destinado a la cruz.
Tu cuerpo, y los cuerpos de todos nosotros…
Sorprendentemente, fabricados en forma de cruz…
Con el destino divino de que nos abracemos a ella.

La cruz que es nuestro destino, nuestra empresa, nuestro triunfo…
La cruz para la que estamos hechos…
Esa misma cruz, de la que huimos como necios, como tontos…
Que diferencia Señor, tus manos clavadas y abiertas para dar…
En cambio las mías, ligeras, sensuales, hábiles para la injusticia.
Cerradas para atesorar, para odiar y para golpear.

¡Perdóname Señor… porque sí sabía lo que hacía!
¡Perdóname Señor por no valorar tu pasión y tu cruz!
¡Perdóname Señor por mi cobardía, que me hace huir del dolor!
¡Perdóname Cristo, porque si sabía lo que es pecar!
¡Perdóname porque si sabía lo que era clavarte de manos y pies!
¡Perdóname Señor Jesús!...
Por tenerte colgado entre el cielo y la tierra durante tres horas de tormento!
¡Perdóname Cristo, porque si sabía lo que hacía! 

Pequé Señor… Ten Misericordia de mí… Pecamos Señor y nos pesa…
Ten Misericordia de Nosotros.
Padre Nuestro                                 Ave María                                          Gloria

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DÉCIMA SEGUNDA ESTACION

JESÚS MUERE EN LA CRUZ



 Te adoramos Cristo y Te Bendecimos. Que por tu Santa Cruz, redimiste al mundo y a mi pecador.


Cristo inclino la cabeza… ¿Muerto?
Muerto como mi padre que en sus últimos momentos apretaba mi mano, hasta que dejo de apretar… Y de estar a mi lado, de presidir la mesa, de darme consejos y de ser mí mejor ejemplo.

Muerto Tú Jesús como murió mi madre, cantando conmigo, mirándome con esos sus ojos tiernos, diciéndome adiós, aconsejándome siempre: ¡Se buena que te esperaré en el cielo!
Muerto tu Jesús, como el hombre que murió solo y abandonado en cualquiera de las guerras de este mundo.

Muerto Tú Jesús, como aquellos que han muerto durante su secuestro, como los inocentes que han sido asesinados por el odio y la ambición del crimen organizado.
Muerto Tú Jesús, como los que han perdido la vida en accidentes, muertos en las calles o carreteras, lejos del calor de los brazos amados.

Muerto Tú Jesús, como esos niños abortados a los que sus padres no quisieron darles la oportunidad de vivir.
Tú Jesús, que no debías morir, muerto como todos los muertos del mundo, muerto Tú Cristo, como yo voy a morir un día.

¡Gracias Cristo, hermano mío en la muerte!
Gracias, porque al haber querido morir, ya no es tan difícil aceptar la muerte de los míos, ya no será tan dura mi propia muerte.

Eres mi hermano Jesús, en la vida y en la muerte, porque tú también has querido vivir y morir conmigo.
Cristo, ¡Ayúdame a morir a mis pecados, a morir a mis vicios, a mis mentiras, a mis traiciones, a mi tibieza, a mi indiferencia!…
¡A morir al hombre viejo y a resucitar contigo!


Pequé Señor… Ten Misericordia de mí… Pecamos Señor y nos pesa…
Ten Misericordia de Nosotros.
Padre Nuestro                                 Ave María                                          Gloria

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DÉCIMA TERCERA ESTACION

JESÚS ES BAJADO DE LA CRUZ


Te adoramos Cristo y Te Bendecimos. Que por tu Santa Cruz, redimiste al mundo y a mi pecador.

Toma a tu hijo Madre… Te lo devolvemos.

Madre tómalo en tus brazos como lo tenías en Belén… ¿Te acuerdas?

Tú nos lo diste Madre y mira, cómo te lo devolvemos…
Perdonamos Madre, estabas temiendo, que los hombres ¡no sabríamos como tratar a Dios!... Hoy te lo entregamos… Es el mismo.

Sabemos que tú lo reconoces a pesar de todo… ¡Eres su Madre!
Es el mismo al que dormías de Niño, meciéndolo en tus brazos y cantándole una dulce canción de cuna.

Ahora también  está dormido… Lo hemos conseguido nosotros, ha pasado por nuestras manos asesinas, que le han cantado las canciones del pecado y de la muerte.

Se ha dormido Madre… y no sabemos qué hacer con Él.

Hemos venido a pedirte perdón, te pedimos que intercedas para que Él también nos perdone.

Que lo beses Madre… Que lo beses de tu parte y de la nuestra también…
Así como lo hacías en Belén.


Pequé Señor… Ten Misericordia de mí… Pecamos Señor y nos pesa…
Ten Misericordia de Nosotros.
Padre Nuestro                                 Ave María                                          Gloria

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DÉCIMA CUARTA ESTACIÓN

JESÚS ES SEPULTADO


Te adoramos Cristo y Te Bendecimos. Que por tu Santa Cruz, redimiste al mundo y a mi pecador.

Te han llevado Cristo, te han puesto en las tinieblas…
Te han cubierto de lienzos, después han rodado la piedra de tu sepulcro…
¿Acabó el sufrimiento?… ¿Todo ha terminado?

¡No Cristo! Tu Viacrucis no ha concluido…
Tu cuerpo místico seguirá recorriendo el camino del Calvario…
Hasta el fin de los siglos…
Tú, sigues sufriendo en todos los hombres, que nos vamos relevando en el camino de la cruz…

Cristo que todavía pasas por los caminos del mundo…
Cargando las cruces de todos los hombres…
De aquellos que no quieren o no pueden llevar su cruz.

De los que caemos tantas veces…
De los que nos quedamos tirados en la primera caída…
De los que no queremos ayudar a llevar las cruces de nuestros hermanos…
De los que dejamos nuestra cruz en los hombros de nuestros padres,  esposos, hijos, sacerdotes o amigos.

Sabemos Señor Jesús, que detrás de la cruz y de la muerte… Está la victoria.
Pero sin Tí… Mi Cristo Resucitado… ¡No puedo!
  
Pequé Señor… Ten Misericordia de mí… Pecamos Señor y nos pesa…
Ten Misericordia de Nosotros.
Padre Nuestro                                  Ave María                                          Gloria

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DECIMA QUINTA ESTACION


¡RESUCITO!







Te adoramos Cristo y Te Bendecimos. Que por tu Santa Cruz, redimiste al mundo y a mi pecador.


Todo era oscuridad y silencio en la tumba del Señor Jesús.
Habían pasado 3 días desde que exclamando… 
Padre, en tus manos encomiendo Mi Espíritu”, inclinó la cabeza y murió.
¿Todo estaba perdido?,
¿El Todo Poderoso había sido derrotado?,
¿Ya no teneamos esperanza?

Caifás y Anás reían, Pilato decía… ¡Qué más da!... Muchos se burlaban.
Los once apóstoles se encontraban desconcertados  y escondidos.

Sin embargo, existía un pequeño grupo de personas, que aún con el dolor, con el desconcierto, con el hecho abrumador de haberlo visto morir, conservaban Fe y Esperanza.
¿En qué?... ¿En quién?
No lo sabían pero su alma y su corazón estaban seguros de que este suceso no era el final.
María Su Madre en primer lugar, Magdalena, Lázaro, el Cirineo, el leproso que fue curado y regreso a agradecer, la hija de Jairo, el sirviente del Centurión Romano, los niños a los que Jesús permitió acercarse, el invalido al que curó después de que lo metieron por el techo, ellos y algunos otros más…
Esperaban, tenían en su alma, en su cuerpo y en su vida, pruebas de que Jesús era:
“El Cristo”, “El Hijo de Dios”, “El Mesías”.
En el cielo, Dios Padre sonreía, mientras el Espíritu de Amor, descendía como una hoja llevada por el viento, hasta el sepulcro del Señor.
La oscuridad fue rasgada por una bella luz, El Cuerpo de Jesús empezó a moverse, pequeñas sacudidas al principio… El aroma de los óleos con los que lo habían embalsamado, se transformaban en un perfume de… ¿rosas?... ¡Sí! de flores.
La luz que al principio era nítidamente blanca, fue tomando diferentes tonalidades, colores hermosos, tintes nunca antes vistos. El silencio de la cueva parecía cantar un canto de gloria y alabanza.
¡Y ahí estaba!
Fuerte,  poderoso, sonriente, pleno, ¡resucitado!... ¡Es Cristo Jesús!
En su cuerpo conservaba las huellas de los clavos, y la herida de la lanza en su costado, para mostrar a Tomás… Y a mí… Que la gran noticia era cierta :

Cristo Jesus, nuestro Rey de Reyes, El Señor, Nuestro amor… ¡Ha resucitado!


Pequé Señor… Ten Misericordia de mí… Pecamos Señor y nos pesa…
Ten Misericordia de Nosotros.
Padre Nuestro                                 Ave María                                          Gloria

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Pregón Pascual
  

Porque Él ha pagado por nosotros al eterno Padre
 La deuda de Adán  y, derramando su Sangre,
Canceló el recibo,  del antiguo pecado.

Esta es la noche en la que por toda la tierra,
 Los que confiesan su fe en Cristo, son arrancados
 De los vicios del mundo y de la oscuridad del pecado,
 Son restituidos a la gracia y son agregados a los santos.

 Esta es la noche en que, rotas las cadenas de la muerte,
 Cristo asciende victorioso del abismo.
 ¿De qué nos serviría haber nacido  si no hubiéramos sido rescatados?

 ¡Qué asombroso beneficio de tu amor por nosotros!
 ¡Qué incomparable ternura y caridad!
 ¡Para rescatar al esclavo, entregaste al Hijo!

 Necesario fue el pecado de Adán,
 Que ha sido borrado por la muerte de Cristo.
 ¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor!

 ¡Qué noche tan dichosa!
 Sólo ella conoció el momento en que Cristo resucitó del abismo.
 ¡Qué noche tan dichosa  en que se une el cielo con la tierra!,
¡Lo humano con lo divino!

Amen

Y lleno de alegría por la Resurrección de Cristo solo nos resta preguntarnos:


¡Resucitaremos con El, o permaneceremos caídos!


MARIA CRISTINA ALVARADO VEGA
MARIA EUGENIA ALVARADO VEGA
GUILLERMO ALVARADO VEGA